Frühlingssinfonie
Drama en torno a dos de los músicos alemanes más importantes del XIX; Robert Schumann y Clara Wieck. La película se centra en el amor que se gesta entre ambos y al cual se opone el padre de Clara, que es a su vez impulsor de la carrera de su hija y mentor del compositor, reflejando el conflicto que surge cuando ambos deciden casarse. La cinta se centra más en los aspectos románticos de la relación que en lo musical acercándola a un público mayoritario.
“Solo espero que nuestra casa no sea demasiado pequeña para dos pianos”, afirma Robert en un momento de la película, sembrando en el espectador la duda de cómo sería la convivencia entre estos dos genios, pasada la pasión inicial.
En retrospectiva, nos gustaría ver cómo fue realmente la relación entre un compositor celebrado y la pianista más famosa de su tiempo (superada solo por Franz Liszt, según ella misma). Ciertamente la historia acaba en un punto donde podría comenzar otra película que contara el resto, y que no sería menos interesante, sobre todo en lo referente a Clara Wieck, una de las personalidades más interesantes del Romanticismo artístico.
Los dos protagonistas eran grandes estrellas cuando se estrenó: Herbert Grönemeyer es una de las estrellas de pop más famosas de Alemania y Nastassja Kinski estaba en el apogeo de su fama. Como curiosidad para los melómanos, decir que el violinista Gidon Kremer encarna al “diabólico” Paganini.