Da gusto cuando un título es tan ridículo que es preferible a cualquier chorrada que te inventes. Es el caso de este engendro fílmico.
Al grano.
¿Qué pasó en el mundo en 1969?
Coletazos de la primavera de Praga y del Mayo del 68 francés
El hombre llega a la luna.
Festival de Woodstock y manifestaciones contra la guerra de Vietnam
¿Qué pasó en España en 1969?
Se estrena Una vez al año ser hippy no hace daño.
…
Pues eso.
Que en España nadie se enteraba de lo que pasaba en el resto del mundo. ¿Por qué?
Porque no hacía falta. El Real Madrid había ganado más copas de Europa que ningún equipo en la historia y en 1968 y 1969, Massiel y Salomé habían vencido en Eurovisión.
En ese clima de autosuficiencia patria se inscribe este esperpento cuyo argumento, avisamos, puede provocar conjuntivitis neuronal crónica.
Resumiendo:
Conchita Velasco, Alfredo Landa y Manolo Gómez Bur (pobrecillos, encima eran buenos actores) tienen un conjunto musical “Flor de Lis y los Dos del Orinoco” con el que recorren la España profunda.
Vestidos de Tiroleses
¿Por qué? Les daba risa. Igual los porros sí que llegaron, al menos, a los guionistas.
A mí también me da risa. ¿Me debería preocupar?
Continuamos.
Llegan a la meca cultural del desarrollismo sesentero: Torremolinos.
Allí conocen a un Go-go Boy, término con que se autodesigna el personaje de Tony Leblanc. Todos lo identificamos como lo que es: un chuloplaya baboso que persigue suecas, que de vivir en el siglo XXI recibiría 15 órdenes de alejamiento diarias de los juzgados, pero que como vive en los años 60 en España, pues es un machote.
Nuestros protagonistas deciden que no es suficiente recompensa con las lentejas de los martes y el cocido de los sábados y deciden ponerse a la moda. Que en su caso quiere decir:
- Cambiar el nombre del grupo a Los Hippy-Loyas. Sí. ¿Lo pilláis? ¡Qué cracks! Aquí los guionistas hilaron fino, fino…
- Cantar en inglés macarrónico y vergonzante que abrió la senda para otros grandes momentos de vergüenza ajena nacional como Indegueto de El príncipe gitano o Acuéirió de Raphael (No sé como transcribirlo. Mi diccionario de inglés se ha autoinmolado al intentarlo)
- Vestirse según la moda británica a lo Liberpúl pero sin descuidar los calzoncillos marianos para ellos y el refajo de doble vuelta para ella.
Que más deciros para que la veáis…
Alfredo Landa toca la batería con una peluca igual a la de He-Man
Sazatornil es un falso budista que canta la canción popular catalana Baixant de la Font del Gat siempre que le dejan u olvida texto. O al menos esa sensación da.
Tiran a un minusválido a una piscina sentado en su silla de ruedas para alegría del personal de la película.
Las letras de las canciones son tan retrógradas y rancias… que puede que ahora mismo sean modernas y las esté plagiando Amy Winehouse.
Ah. Ya. Bueno. Entonces Marta Sánchez u otra artista de igual o superior valía.
¿Tiene alguna justificación esta memez tan divertida?
Claro.
Argumento 1. Todos los que en ella participaron comieron durante x días gracias a haber participado en ella independientemente de la ilusión con que lo hicieron.
El caso del director, Javier Aguirre, es el más flagrante. Se trata de uno de los directores más vanguardistas que ha dado el cine español y que se ponía al frente de estas películas para poder llevar a cabo sus proyectos más personales. Lo que hubiera dado él por tener dinero o tierras.
Argumento 2. Si eliminásemos esta película habría que hacer lo mismo con Los Bingueros, Donde Almanzor perdió el tambor o ¡Qué vienen los socialistas! Y eso estaría mal. ¿no?
Última recomendación. Deberíais verla con vuestra madre, abuelo o ser cercano que viviera aquella época. Así veréis su cara cuando dicen:
-¡Mira que eran divertidas las películas de entonces! Que no hacían mal a nadie…
Y lo dicen tan serios…