La trama presenta a un exdirector del Teatro Bolshói que fue depurado en tiempos de Breznev y no ejerce desde entonces como músico, sino que se dedica a limpiar el teatro.
Por circunstancias fortuitas consigue recuperar momentáneamente su puesto y pone en marcha una orquesta de viejas glorias con la cual realizar un concierto en una famosa sala de París.
El argumento y el tono general es el característico de las comedias locas, con tropiezos y dificultades que ponen en jaque a los protagonistas para lograr su objetivo.
Son perseguidos por ser unos impostores y varias veces están a punto de tirar la toalla por no ser capaces de tocar el Concierto para Violín de Tchaikovsky.
Lo más destacado de la película es la larga escena final en que se ejecuta el concierto, y que presenta un montaje muy espectacular.
En líneas generales, recomendable para amantes de la comedia con trasfondo de música clásica.