
Miniserie -de diez capítulos en la versión DVD- en torno a la figura que revolucionó la ópera en el siglo XIX.
Grabada en la década de los ochenta, y concebida en principio como una película de larga duración, se trató en su momento de una gran superproducción. El plantel de actores y actrices es impresionante con los mejores intérpretes británicos del momento: Richard Burton, Vanessa Redgrave, John Gielgud, Laurence Olivier, Ralph Richardson, Gabriel Byrne…
El director, Tony Palmer, es uno de los mayores especialistas en audiovisuales tanto de ficción como biográficos –más de un centenar- sobre múltiples artistas, así como director de escena de teatro y ópera.
La música fue interpretada por Georg Solti, y especialmente grabada para la serie.
Se llevaron a cabo localizaciones en Alemania, Suiza, Austria, Italia, Irlanda… destacando las grabaciones en el castillo de Neuschwanstein de Luis II de Baviera.
Por lo tanto, hablamos de una producción que impresionó en su momento por su calidad técnica y la gran inversión realizada.
La trama sigue diversos momentos de la vida del compositor a partir de los sucesos acaecidos mientras era director musical en Dresde, para el regente de Sajonia. Su apoyo a los movimientos revolucionarios provocarán su exilio que duró muchos años.
Las discusiones políticas, su relación con esposas y amantes, sus nuevos conceptos sobre el drama musical, su gusto por la vida lujosa, su negativa a doblegarse ante los mecenas pero la necesidad al mismo tiempo de su manutención, la difícil relación con los editores, la relación con el extraño monarca Luis II, sus opiniones antisemitas, su tormentosa relación con alumnos, críticos y compañeros de profesión…
Estos son algunos de los temas tratados, y en todos ellos se alza por encima la problemática de su personalidad, orgullosa, trabajadora e injusta en muchas ocasiones, fruto de la personalidad individualista de quien se sabe destinado a triunfar y está dispuesto para ello a lo que sea.
Desde luego, el punto de vista adoptado difÍcilmente será compartido por los wagnerianos –seguramente no- pero lo que sí es de agradecer es lo poco edulcorado que resulta el héroe protagonista al que se muestra con sus debilidades humanas.
La música, como era de esperar, tiene un peso específico y un papel eminentemente dramático y durante los capítulos podremos escuchar repetidas veces muchos de sus leitmotivs más famosos –quizá demasiadas-.
El ritmo a día de hoy puede resultar un poco lento, y quizá resulta más provechoso concentrarse en la ambientación y en las solidas interpretaciones.