
Leyendo esta crónica, el lector tiene la oportunidad de situarse en lo que pudo ser la Barcelona más popular y festiva de la primera mitad del siglo XX.
El autor nos dibuja esa como la época de apogeo si bien comenta el momento más actual –en 1972- tratándolo como decadente. Divide el texto en diferentes capítulos, sobre el Paralelo, el Molino, autores franceses que escribieron sobre Barcelona en el período de entreguerras…
Fue una época marcada por artistas espontáneos, con escasa formación, que actuaban para sobrevivir, que imitaban los elegantes locales internacionales pero con la música y las maneras castizas de aquí, resultando espectáculos muy locales.
Elige el Molino como el café concierto más destacado –también el más longevo- como el representante de una época, que ayuda a completar el cuadro de cómo pudo ser esta ciudad en aquellos momentos visto por un asiduo de la noche barcelonesa.
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