
Esta es la historia de un alumno de batería de una prestigiosa escuela de jazz de Nueva York que durante su primer año allí accede a una big band dirigida por un temido profesor.
Este personaje, cuyos métodos son similares a los de los instructores militares de La chaqueta metálica o El sargento de hierro, le hará la vida imposible con una multitud de humillaciones que pondrán en peligro incluso su vida. Todo ello, según el profesor (y el propio director de la película que con el desarrollo posterior de la trama le da la razón) para lograr sacar de él el gran músico que lleva dentro, conseguir ser “el próximo Charlie Parker”.
Funciona perfectamente como película, con mucho ritmo y tensión –no está tan lejana del thriller- manteniendo al espectador en vilo. La banda sonora, viendo lo que podría dar de sí es un poco floja, con un tema principal bastante naif.
Desde el punto de vista musical, es cuando menos polémica.
A partir de aquí contiene spoilers.
¿Está justificado el maltrato hacia un alumno porque “el profesor sabe lo que hace”? La historia da a entender que el protagonista sale finalmente beneficiado. ¿Y qué pasa con el trompetista que se suicida por la presión de este profesor, el músico que abandona la música por la medicina porque no puede más…en resumen, qué pasa con toda la gente que deja en la cuneta?
Evidentemente estas no son las historias que trata esta película –si bien las señala como adyacentes-, pero igual va siendo hora de romper con simplificaciones históricas baratas como cuando se compara la situación de un negro marginado de los años 30 cuya única salida era la música y la de un joven blanco, acomodado que asiste a clases en un entorno muy diferente 70 años después. Y todo ello se une en el guión con una anécdota simplista.
Este profesor es un maltratador y continúa ejerciendo (no en la escuela, pero sigue tocando en clubs y dirigiendo bandas) y su alumno ha reaccionado en su contra con las mismas armas (escena final de pelea de machos alfa). Si habláramos de otro contexto (si fuera un maltratador de niños o mujeres) no dudaríamos en acusarlo.
La figura de este profesor –impresionante J.K.Simmons-, aparentemente odiosa, es señalada como positiva por la historia. El cine tiene un poder de evocación y representación muy grande. Y es por ello que tenemos delante una historia que funciona cinematográficamente pero que siembra dudas éticas en cuanto a la realización y su posición ante el maltrato y la pedagogía en general.