Blues in the night

Estamos ante una película marcada por un toque ingenuo en el enfoque de la trama y del mundo de la música.
La acción se centra en un grupo de músicos reunidos en torno a la figura del pianista que buscan poder vivir dando conciertos. Son un grupo de intérpretes blancos que idolatran la música de los negros de una manera casi infantil. Hay una escena donde un grupo de presos negros cantan un espiritual que para ellos es una inspiración. Hablan de ello como si fuera blues, pero dicen que ellos se harán famosos tocando jazz de verdad, de Nueva Orleans (?).
Toda la argumentación musical y social es débil, y tiene más que ver con los desenfadados musicales del momento, que con el cine negro que se estaba gestando en aquellos momentos.
De hecho, a posteriori, cabría esperar más sabiendo que en el guión participaron Robert Rossen y Elia Kazan, dos importantísimos cineastas durante los siguientes 25 años.
Lo que nos queda, es la oportunidad de escuchar varios temas (interpretados en playback) en la película cuya música está al cargo de Harold Arlen, y disfrutar del tema de la creación de una banda y las relaciones entre sus miembros, como tema de fondo.