Tina: What’s Love Got to Do with It
Hay biopics que ganan o pierden con los años. Y ciertamente este, se conserva en buen estado gracias a los actores protagonistas; Angela Basset (Tina Turner) y Laurence Fishburne (Ike Turner).
Pero es que además de esto, a veces suceden hechos que vuelven a poner de actualidad películas del pasado. Y es lo que pasa al visionar Tina tras la aparición del movimiento Me Too, nacido como protesta ante el reiterado abuso de algunos hombres ante algunas mujeres aprovechándose de su posición de poder.
Es difícil no pensar que la situación viene de largo al leer las biografías de actrices de la época clásica o de cantantes como Tina Turner o Nina Simone.
Y estremecerse ante el suplicio que debieron de pasar para poder sacar adelante su carrera tras ser víctimas de maltrato durante tantos años.
La violencia queda sobradamente demostrada en la película y aunque la situación está perfectamente retratada se echa de menos un poco más de profundidad en los personajes que es lo que podría haberla convertido en un film más relevante.
Al centrarse en los problemas de la pareja protagonista, Ike y Tina Turner, se deja de lado la parte musical, que abusos aparte, fue uno de los grupos más potentes de la escena musical.
La propia Tina Turner participó en el proyecto supervisando en algunos momentos la grabación lo que unido al hecho de que el guión se escribió en base a la autobiografía escrita por la cantante años antes, le otorga un cariz de autenticidad aplastante.
La película, a pesar de la dureza del tema retratado, no deja de arrojar luz sobre el tema demostrando que se puede salir adelante.
Funciona como una buena biografía sobre una de las cantantes con más presencia escénica de la historia de la música soul.
