Get on up

En las dos décadas que llevamos de siglo XX se ha disparado el número de biografías sobre artistas, actores, escritores… Y casi todas están marcadas de alguna manera por aquel biopic que más ha triunfado en ese campo. Así como Amadeus se convirtió en referente a la hora de pasar la vida de los compositores clásicos a la gran pantalla, el éxito de Ray marcó el camino que seguirían la mayoría de biografías que se filmarían en el mundo de la música popular, ya sea pop, rock, R&B, o en el caso que nos ocupa, la vida de James Brown, El padrino del Soul e “inventor” del funk.
James Brown es una figura capital de la música en la segunda mitad del siglo XX y lo consiguió a través de dos facetas subrayadas en la película: el show y el business. Porque además de ser un gran cantante, showman, e iniciador de un estilo, fue un referente como artista que toma las riendas de su propia carrera, enfrentándose a las discográficas e imponiendo condiciones nuevas en un mundo, el de la industria musical, marcado hasta entonces por el abuso hacia los artistas en general, y hacia los afroamericanos en particular.
Además de esto, sale en la película, su dura infancia y su lucha por superarla, la manera férrea y disciplinaria en que llevaba a los músicos y los shows, su manera de entender las relaciones entre hombres y mujeres –aunque aquí, se esquiva el tema a diferencia de películas como Ray o Tina-, su relación con otras estrellas del momento –Rolling Stones (Mick Jagger, produce en parte la película), Little Richards o sus propios músicos como Maceo Parker.
Era una tarea difícil porque su vida es en sí misma contiene muchos episodios y tratan de abarcarla por completo.
Los momentos musicales son muy buenos destacando muy por encima del resto la interpretación de Brown que hace el malogrado Chadwick Boseman, cuyos bailes y actitud escénica son increíbles, así como el trabajo realizado para acercar su voz a la original (así que intentad verla en versión original porque merece la pena siempre pero especialmente en esta ocasión). Chadwick transmite una verosimilitud total forjando un personaje de una energía y potencia admirables que son el motor verdadero de la película.