La figura de Stravinsky es una de las más comprometidas de la historia de la música clásica. Revolucionario –a pesar de él- en sus inicios con los ballets de Diaghilev, conservador retrógrado –a pesar de él- durante su etapa neoclasicista y transformado como última pirueta en dodecafonista a los 80 años, muerto ya Schöenberg.
Estas suelen ser las tres divisiones habituales de su trayectoria compositiva. Michael Oliver las respeta como tal.
Al igual que casi todos los libros que integran las monografías musicales de la editorial Phaidon, es un volumen muy interesante. El relato de su vida se realiza cronológicamente y sirve para conectar los diferentes episodios de su vida.
Stravinsky es una autor que generó en vida tanta polémica que es fácil describir su vida según los diferentes momentos álgidos. Así mismo, sus textos más famosos Crónicas de mi vida, Poética Musical y los libros de Conversaciones con Robert Craft, vieron la luz en momentos muy concretos de su vida obedeciendo a circunstancias especiales.
Por ello es muy recomendable una biografía como esta –detallada pero no en exceso (240 páginas)- para aquellos que quieran tener una visión de conjunto de este artista.
El otro punto fuerte de la edición, además del texto, es la profusión de fotos, cuadros, imágenes de vestuarios, de escenografías, bocetos…En resumen, toda una serie de documentos que ayudan a comprender mejor los proyectos en que se embarcó y muestran también la estrecha colaboración o trato que tuvo con tantos artistas: Diaghilev, Nijinsky, Cocteau, Picasso, Aldous Huxley.
Conocer la vida de Stravinsky es una manera de acceder a gran parte de lo que sucedió en el siglo XX en el mundo artístico.
