DISCO DEL MES. FEBRERO 2021

Avishai Cohen es una de las figuras más famosas del jazz del siglo XXI, responsable junto a proyectos muy diversos (E.S.T, The Bad Plus, Robert Glasper por citar algunos) de la puesta al día del jazz, de su actualización fuera del oficialismo – véase Marsalis & Company- así como de su contacto con otras músicas y estilos -¿sería esto lo más característico del jazz actual?-.
Aurora es un disco que se sitúa en la mitad de su prolífica carrera y constituye un ejemplo de cómo darle un nuevo viraje a una sólida trayectoria consiguiendo que los nuevos materiales se ensamblen perfectamente con los nuevos.
Cohen es un obseso del trabajo – 17 álbumes propios en 22 años y extensas giras anuales- y una fuente increíble de energía, algo que quien pueda verlo en directo comprobará inmediatamente, con una capacidad de empatizar con el público desde el primer minuto que, además de su carácter extrovertido, tiene que ver con el intenso trabajo que desarrolló durante 6 años en las formaciones de Chick Corea con quien reconoce una gran deuda: “Es una gran inspiración para mí debido al gran trabajo que hace. Es una estupenda manera de vivir e impactar a la gente” (Jazzwise 21 abril 2020).
Quizá fruto de esta influencia, al que añadiría una búsqueda incesante, nunca ha dudado en dar giros musicales en momentos puntuales sin esperar a ver si el público lo seguía.
Aurora es una continuación de una música de trío – el formato básico para él- que comenzó a vislumbrarse en At Home (2005) y se confirmó en los álbumes Continuo (2005) y Gently disturbed (2007), contando con músicos como Shai Maestro o Mark Guiliana a los que contribuyó a visualizar y que hoy día lideran sus propios proyectos y son grandes figuras de la escena.



Un aspecto, el de asociarse con potentes músicos jóvenes que nos lleva de nuevo a Chick Corea, y de este a su vez a Miles Davis, y de este a Charlie Parker. Así, anclados en 2020, la cadena clásica de eslabones sigue existiendo en el mundo del jazz.
Pero la diferencia de estos tríos de Avishai Cohen y de muchos grupos actuales renovadores, es que su concepción se haya más cerca de la de un grupo de pop o rock, conviviendo durante meses o años y creando con cuidado todo un mundo propio. No son reuniones para versionar standards, sino grabaciones que buscan un sonido propio.

Y esa amalgama de elementos que constituye el sonido Avishai Cohen se debe sobre todo a un tratamiento específico del piano, que debe mucho a la música clásica, a la música tradicional israelí, a un gusto por la independencia de las voces -contrapunto- y un tratamiento muy melódico y nada “epiléptico” de las amalgamas, de los agrupaciones rítmicas irregulares que en sus manos absorbemos como si de canciones infantiles se tratara.
Cohen compone al piano: “Todas las diferentes cosas que hago vienen del piano. En realidad, me considero tan pianista como bajista. Salgo a tocar con el bajo, es con lo que actúo, pero el piano es el realmente la oficina, el cuartel general” (Jazzwise 21 abril 2020).
Y de ahí salen esas capas de arpegios y líneas de bajo, salpicadas de marcas rítmicas, que forman un continuo sonoro alejado de la típica fragmentación y articulación del jazz clásico.

El sonido en Aurora, es inseparable de un indudable toque sefardí. Abre el disco Morenika, un tema en ladino muy conocido y versionado en Israel y que desde los primeros segundos con una percusión increíblemente sonorizada -primer disco con EMI/Blue Note- que nos avisa de que el sonido será limpio y cristalino.
La novedad principal, es que el tema es cantado por Karen Malka pero sobre todo por el propio Avishai Cohen. Y no será una excepción sino la norma a lo largo de la mayoría de los temas. Con ello inaugura una nueva vía en su producción abriéndolo a la voz igual que antes se había abierto a los ritmos afrocaribeños, al jazz más tradicional, a los temas más pop o como hará más adelante, a los sonidos sinfónicos.
Esta novedad fue rechazada por cierta parte de su público pero le ganó todo un nuevo sector de aficionados. Pero en realidad no es una novedad tan grande, pues sus melodías instrumentales anteriores ya sonaban así.
Él mismo lo explica: “Ahora canto, pero en mis discos anteriores hice muchos arreglos de canciones que son como Morenika pero solo instrumentales. Así que en realidad llevo madurando y estimulándome con sonidos folclóricos durante mucho tiempo” (Fragil.org 16 Octubre 2009).
Y si escuchamos el Oud -una laúd de utilizado en Oriente Próximo- tocado por Amos Hoffman en Alon Basela, que a su vez ya estuvo en Continuo, no podemos sino pensar en una continuación de su sonido anterior con un arreglo sobre un tema en hebreo.
Y todavía tendremos otro corte en este idioma, El Hatzipor, que presenta una intro lenta y atmosférica que desemboca en un ritmo frenético que interpretado en directo puede llegar a alcanzar los 10 minutos de ostinato orgiástico en los que parece que el local se vendrá abajo solo tras solo.
Estos temas suponen una continuación y actualización con la adición de la voz. Sin embargo, sí supone un cambio respecto a discos anteriores la sustitución de Mark Guiliana, increíble músico que utiliza una batería convencional, por Itamar Doari, percusionista que utiliza un extenso kit de percusiones que incluyen cajón, darbouka, caja, platos, todo tipo de percusión pequeña y extraña que le da una riqueza tímbrica que hasta entonces nunca había alcanzado.
Después de todos estos temas tan ricos rítmica como tímbricamente, nos encontramos con un Avishai más íntimo, solo con su bajo eléctrico en It’s been so long (el único tema que sonoramente se aleja de la uniformidad sonora del resto) acompañado de Karen Malka en los coros en el tema más pop del disco.
A continuación nos encontramos a un Avishai más trascendental y calmado que funde el sonido de su voz al del contrabajo con arco en Still.
Como hemos visto más arriba, siempre compone desde el piano, y en el caso de Shir Preda, no hay transición siquiera, pues la presenta con él mismo a las teclas cantando un precioso tema de amor en hebreo. (Estad atentos a la Partitura del mes de Febrero pues podréis encontrar una transcripción para piano y voz)
Aurora es el tema que da nombre al disco, y consiste en una juguetona melodía que resuelve en notas difíciles que “pinchan” en el oído durante toda la introducción, y que nos presenta un tema de suave camine que se desliza por nuestros oídos acompañado por la banda.
Y en este disco Avishai encontró otro de los temas que se convertirá en un habitual de los bises de sus conciertos que se añade al demandado Remembering y a su versión a contrabajo solo del Come Together de The Beatles. Es su personal versión a contrabajo solo de Alfonsina y el mar, que pone de nuevo de manifiesto su afinidad con el idioma español.
Y llegamos al final de este disco que es más bien un viaje, con diferentes paradas pero donde no dejamos de sentirnos en un paisaje sonoro cálido, de luces y penumbras. Es un disco para disfrutar en solitario y con calma. Si probáis y os dejéis llevar, descubriréis que los músicos están con vosotros, a vuestro lado, prácticamente susurrando a vuestro oído.