
Reseñar un libro de pequeño formato escrito hace casi cincuenta años sobre un artista puede parecer una mala idea dada la inconsistencia que suelen presentar estas breves biografías, siempre y cuando no lo haya escrito alguien como Manuel Vázquez Montalbán.
Quien lo haya leído comentando cualquier ámbito de la cultura popular (cine, música, gastronomía…) sabrá que siempre merece la pena, porque sus afirmaciones -acertadas o no- son siempre incisivas y no pierden nunca de vista el contexto en el cual se desarrollan. Sin duda, es uno de los cronistas a quienes debemos acudir si queremos comprender el sustrato real que fluía en muchas manifestaciones artísticas contemporáneas, algo que muchos libros de historia plagados de datos no consiguen captar.
Y este breve volumen, mitad biografía mitad ensayo, realizada en el momento en que Serrat se había convertido en una gran estrella, sorprende por la lucidez con la cual el autor es capaz de captar los múltiples matices en plena vorágine mediática, tanto de su música, sus letras (realiza unos análisis excepcionales) y la relación del músico con sus compañeros de profesión, su importancia dentro del panorama artístico del momento y los debates internos que sacuden a cualquier creador cuando su obra es reconocida pero también puesta en duda por el público.
Vázquez Montalbán alterna entre el análisis de las novedades (los discos que iba sacando, o su polémica no participación en Eurovisión), el la contextualización histórica y el ensayo personal.
Y como siempre, al final, sabemos (o eso creemos) más sobre Serrat, más sobre la España de la época, más sobre la creación musical…o como mínimo, la lectura nos espolea en ese sentido.