Las circunstancias actuales dificultan la celebración de importantes aniversarios, que en el caso que nos ocupa hubiera tenido bastante más relevancia al tratarse de uno de los compositores clásicos indispensables del siglo pasado.

Stravinski permanece como una de las figuras representativas del arte en el siglo XX, y es mostrado con frecuencia como símbolo de revolución, una faceta que siempre rechazó y que se revela como un término poco apropiado si miramos su trayectoria en conjunto. Si algún aspecto definió al músico ruso fue la individualidad, la no adscripción a ninguna corriente ni escuela así como la defensa de su derecho a elegir la dirección que tomaba su obra lo cual propició grandes escándalos y no pocos enfrentamientos.
Además, pocos autores nos han dejado por escrito su pensamiento de una manera tan clara, aunque en ocasiones su obra desmienta algunos de sus postulados, rasgo por otra parte, el de las contradicciones, que no hace sino convertirlo aún más en un hombre de su tiempo.
Hay muchos Stravinski, el de los ballets, el pagano, el religioso, el neoclásico, el atonal… Su vida personal tampoco tiene desperdicio y en su trayectoria se cruzan alguno de los personajes más destacados del siglo en diferentes ámbitos.
Por eso, desde #11 os invitamos a repasar algunas de las reseñas que han aparecido en estos años sobre él para que podáis introduciros en este personaje fascinante.