Hablar de la música de Lili y Nadia Boulanger implica hablar no solo de lo que fueron sino también de lo que pudieron llegar a ser, y es que en ambos casos estamos hablando de carreras compositivas que quedaron cortadas por lo sano. ¿Significa esto que las composiciones de estas dos hermanas sean música de artistas a medio hacer? Nada más lejos de la realidad. Lili es una de las mujeres más reivindicadas y programadas en las salas de concierto (aunque esta frase todavía está lejos de tener la importancia que debería) y Nadia está considerada una de las figuras pedagógicas más importantes de la historia de la música, o tal vez de la historia a secas. Teniendo este prestigio ¿Cómo es posible que estas dos compositoras tuvieran una carrera tan fugaz? Para responder a esta pregunta nos tenemos que remontar a su infancia.
La familia Boulanger estaba repleta de músicos, y su apellido estaba más que arraigado en el panorama musical francés, siendo Nadia y Lili la tercera generación dedicada a la música. Nacer en este entorno hizo que el precoz talento de las niñas no pasara inadvertido ante sus padres. Su madre Raissa era una noble rusa que conoció al que sería su marido, Ernest Boulanger, durante una gira que este hizo por Rusia, tras la cual Raissa se mudó a Francia para hacer clases de canto con Boulanger y posteriormente acabar casándose. Ernest era un compositor de éxito y profesor en el Conservatorio de París, y había sido ganador del prestigioso Prix de Rome, un concurso muy importante en su época organizado por el gobierno francés, con el que se buscaba becar y fomentar a los artistas jóvenes del país. El éxito de los Boulanger hizo que entre los amigos de la familia se encontraran personalidades como Camille Saint Saens, Charles Gounod o Gabriel Fauré.
En un principio, Ernest y Raissa se encargaron de la formación musical de las chicas, empezando con Nadia, que era la hermana mayor. Tras ver su rápido desarrollo la apuntaron al Conservatorio de París, donde uno de sus profesores fue el propio Fauré, que sería una figura muy influyente en las vidas de las dos hermanas, ya que con Nadia acabó teniendo una muy buena relación personal y además fue quien se percató de que Lili también apuntaba maneras. Nadia tenía 10 años cuando empezó sus clases en el conservatorio, y Lili la acompañó en cuanto tuvo una edad suficiente. El talento se mostró en las chicas tan tempranamente como las causas del devenir de cada una.
En el caso de Lili, su vida estuvo limitada por su salud, siempre muy frágil. A los dos años tuvo una neumonía muy grave que acarreó consecuencias fatales en su sistema inmunológico y que la hizo caer enferma constantemente durante toda su vida, cosa que se interpuso en su carrera a menudo. No tardó mucho en notar los síntomas de lo que ahora conocemos como Enfermedad de Crohn, un mal desconocido en la época del cual murió en 1918 con tan solo 24 años.
Su vida fue corta y difícil, con lo que su catálogo es reducido aunque de una calidad excepcional y lleno de grandes triunfos, como convertirse en la primera mujer en ganar el primer premio del Prix de Rome, siguiendo los pasos de su padre, o haber llamado la atención de sus contemporáneos debido a la tremenda madurez de incluso sus obras tempranas. Lili tenía un sonido muy curioso ya que estaba interesada tanto en el lenguaje impresionista como el de Wagner, rechazado por muchos músicos alrededor del mundo y especialmente en Francia (de hecho, Nadia le odiaba con pasión).
En cuanto a Nadia, existe la creencia de que abandonó la composición tras la muerte de Lili, pero la realidad es que sus problemas venían de lejos. Ella misma era su peor enemiga, ya que poseía una autoexigencia enfermiza que le hizo decir delante de Fauré que su música era inútil, a pesar de que él rechazaba esta visión y le dijo que se equivocaba al ir abandonando progresivamente la composición en favor de la enseñanza y la dirección. Este sentimiento no hizo más que agravarse cuando Lili ganó el Prix de Rome, ya que Nadia se había presentado anteriormente quedando es segundo lugar, lo que la convenció de que era Lili quien realmente estaba destinada a ser compositora. La muerte de su hermana simplemente selló un destino que ya se gestaba desde sus inicios en la música.
A pesar de haber vivido 93 años (1887 – 1979) Nadia solo compuso entre 1906 y 1922, año tras el cual escondió todas sus composiciones, haciendo bastante difícil poder encontrar grabaciones diferentes de sus obras, salvo de un puñado, algunas incluso llegándose a perder en el tiempo. Eso sí, si hablamos de pedagogía, la disciplina por la cual cambió la composición, probablemente estemos ante la carrera más importante y fructífera de la historia de la música. ¡No exagero! Nadia era toda una institución en sí misma, con amigos entre los que se encontraban Ravel, Poulenc o su queridísimo Stravinsky; y su lista de alumnos parece el Paseo de la Fama de la música clásica: Astor Piazzolla, Aaron Copland, Leonard Bernstein, Quincy Jones, Philipp Glass, Michel Legrand, Burt Bacharach, Daniel Barenboim… Esto solo por nombrar a los más reconocibles.
Por muy espectacular que fuera el paso de Nadia y Lili por el mundo de la música, lo cierto es que rara vez os recomendarán sus obras en una conversación normal sobre música, a no ser que estéis hablando con alguien que tenga un especial interés en los compositores infravalorados… ¡Y para eso está vuestro amigo Sherlock! Así que, tras el ligeramente más grasiento tentempié en Estados Unidos volvamos a nuestro té con pastas y descubramos algunas de las joyas que nos pueden ofrecer estos dos fugaces talentos.
Lili – Salmo 129 y Soleils de Septembre: Lili es conocida sobre todo por sus aportaciones a la música coral. Tal vez este sea el género en el que más trabajó, y donde se encuentran muchas de sus obras más ambiciosas, como sus 6 musicalizaciones de fragmentos del Libro de Salmos o la cantata Faust et Helene, la obra con la que ganó el Prix de Rome. De este género os quiero poner dos ejemplos de sonidos diferentes:
El primero, Psalm 129, lo compuso en 1916 durante su segunda estancia en Villa Medici, que era la academia francesa en Roma donde los ganadores del premio se retiraban a dedicarse exclusivamente a su arte. Lili estuvo dos veces en Villa Medici, y ambas fueron interrumpidas: la primera por el estallido de la Gran Guerra, y la segunda por su salud. De todos modos, poder centrarse solo en su música durante estos dos períodos le permitió crear obras de envergadura, como la que tenemos entre manos, en la cual Lili organiza una plantilla enorme, usando instrumentaciones y armonías muy avanzadas para su época y mostrándonos todo su rango expresivo.
La segunda Pieza, es una composición que hizo como entrenamiento para el Prix de Rome, basada en un poema de Auguste Lacade, con el cual ya se las tuvo que ver su hermana al participar en el concurso. Se trata de una obra más temprana en la que podemos ver a una joven Lili manejando con soltura los fundamentos del impresionismo, y viendo su madurez no es de extrañar que poco después se llevara el primer premio.
Nadia – 3 Piezas para piano y cello: En el mundo del cello, estas tres piezas se han convertido en un pequeño estándar. Son sin duda el greatest hit de Nadia en nuestros días, y en su momento ya consiguieron bastante popularidad. Se trata de tres pequeñas composiciones en las que se ven reflejadas las tendencias musicales de la Francia de principios de siglo, incluyendo el sonido con aires románticos de Fauré, su querido maestro. Las dos primeras piezas fueron originalmente compuestas para una antología de órgano.
Lili- 3 morceaux pour piano: Lo más fascinante de la música de Lili es que mientras escuchas la artesanía que hay detrás de sus piezas no para de asaltarte la cabeza el hecho de que estás escuchando algo compuesto por alguien que no puede superar los 24 años, por mucho que la música apunte a otra cosa. Su obra más temprana de la cual se han hecho grabaciones es el Preludio en Reb para piano solo, compuesto a los 18 años pero que ya suena al trabajo de alguien que ha encontrado un estilo sobre el que construir una carrera. A pesar de que Lili solo tiene 3 obras para piano en su catálogo, creo que uno de los momentos de más madurez de toda su breve carrera se encuentra en este pequeño grupo de tres piezas, compuesto a los 20 años. Probablemente lo que las haga tan geniales es que son piezas breves en las que ni una nota está malgastada. Solo los primeros segundos de la primera pieza ofrecen una imaginación armónica que ya quisieran muchos compositores adultos para ellos.
Nadia – Fantasia para piano y orquesta: De inspiración más romántica, esta obra está envuelta en incertidumbre. Según cuentan quienes han tenido acceso al manuscrito, esta obra es una muestra de lo descontenta que estaba Nadia con su propia música, ya que a través de la partitura se pueden encontrar señales de haber sido revisada numerosas veces. De hecho, los estudiosos dicen que la fantasía es intocable tal y como está escrita, pero mucho me temo que no sabremos qué proceso han seguido quienes la han interpretado hasta que la partitura pase a dominio público y la podamos estudiar en detalle.
Lili – D’un matin de printemps: Esta obra es lo último que escribió Lili de su puño y letra junto con D’un soir triste, que se considera la obra hermana de esta. La versión original es la que tenéis aquí, para violín y piano, pero esta es una de esas piezas tan versionadas que al final cuesta encontrar la instrumentación con la que fue concebida, y la propia compositora contribuyó a ello. Primero hizo una versión para trío, luego para flauta y piano y finalmente una orquestal. En general la música de Lili es muy oscura y atmosférica, producto posiblemente de su profunda religiosidad, la consciencia de que moriría joven ,y en sus últimos años, el estallido de la guerra; pero como ya pudimos ver en el artículo de los nocturnos , cuando quiere transmitir un sentimiento más concreto de dulzura o inocencia, esta escena primaveral es una muestra de ello
Nadia – Vers la vie nouvelle: En el momento de escribir esto, solo he encontrado tres obras originales de Nadia compuestas tras la muerte de Lili: dos canciones para piano y voz y esta que os traigo, de la que apenas se puede encontrar información: Vers la vie Nouvelle, cuya traducción es “Hacia una nueva vida”, un título perfectamente descrito en la estructura de la pieza. Compuesta poco después de la muerte de Lili, en 1919, empieza con unos acordes amenazadores y graves, que tras explotar dejan paso a una atmósfera más mística, reminiscente tal vez del Pagodes de Debussy, para finalmente acabar con una sección más soñadora y dulce. Es un reflejo del sufrimiento de Nadia tras ver morir a su hermana y el deseo de seguir adelante en su vida
Lili – Pie Jesu: ¿Cómo describir esta pieza? Misteriosa, sobrenatural, mística… Ningún adjetivo le haría justicia a esta magnífica obra, y es que como dijo Nadia en una ocasión “La música solo significa lo que la música es”. Esta fue la última obra compuesta por Lili, ya tan débil que no podía ni sujetar el lápiz para escribir las notas en la partitura, con lo que fue Nadia la que tuvo que ir anotando lo que su hermana le dictaba desde la cama. Una obra compuesta a poco de morir y en medio de una sociedad con una moral duramente castigada por 4 años de guerra, algo que indudablemente debió afectar la atmósfera de la música, y que podría haber sido el primer paso en la creación de un réquiem que no le dio tiempo de acabar. Teniendo en cuenta que Lili era muy religiosa, resulta muy apropiado que el punto final de su obra sea la palabra “Amen”.
Nadia – Lux aeterna: El Lux Aeterna es una revisión que hizo Nadia de su canción Cantique, originalmente para voz y piano basada en un texto de Maurice Maeterlinck. En 1920 la orquestó con la misma plantilla que el Pie Jesu de Lili, y cambió el texto original por el Lux Aeterna, texto de la misa de difuntos que los compositores suelen incluir en sus requiems, para la parte final de la ceremonia. Personalmente, esta música me gusta más en la versión que aquí os presento, porque a parte de demostrar el buen oficio que tenía Nadia con la orquesta, sirve como acompañamiento al Pie Jesu de su hermana, creando una pequeña última conexión entre sus dos carreras compositivas y aportando calma y descanso a la figura de Lili. De hecho, El Pie Jesu de Lili y el Lux Aeterna de Nadia se tocan juntos en una misa conmemorativa que se hace en París cada 15 de Marzo.
Que las carreras de estas dos hermanas fueran tan breves es una auténtica pérdida para todos. La muerte de Lili es para mí una de las más frustrantes de la historia de la música, junto con la de Mozart y la de Gershwin entre otros. Tal vez si hubiera vivido más estaríamos hablando de ella en los mismos términos que Ravel o Debussy, aunque viendo la suerte que han corrido las obras de otras mujeres compositoras, esta no es una suposición por la que pondría la mano en el fuego.
Lo mismo pasa con Nadia, cuya gran ironía es que a pesar de haber sido la más importante para la historia (cuando busquéis información sobre Lili os la presentarán como la hermana pequeña de Nadia) es muy difícil encontrar grandes grabaciones de sus obras . Tal vez habría compuesto más si su hermana la hubiera animado. En cualquier caso, todo esto es pura fantasía y no lo podremos saber jamás. Lo que sí podemos hacer es disfrutar del legado que nos han dejado y valorarlo como se merece, y es que Lili y Nadia Boulanger son sin lugar a dudas dos figuras clave en la música del siglo pasado, y sus obras merecen convivir con nosotros con regularidad. Nosotros también nos lo merecemos.