
El presente libro es una de las pocas publicaciones surgidas en torno al boom de esta música. La ausencia de referencias es consustancial a un estilo en desarrollo (por ello hay tantas novedades biográficas cada año sobre dinosaurios musicales de estilos ya caducados) y cuyo trayectoria queda fuera de los focos de los medios de comunicación tradicionales, ya que sus usuarios se encuentran en las redes y basan su escucha en gran parte en los vídeos de YouTube.
El autor, filósofo de formación y convicción, propone como corresponde una tesis básica; que la música trap es la música de la crisis española. Si es cierto o no…dependerá de la lectura personal que saquéis del propio libro y a la cual os animamos.
Lo que sin duda consigue, es hacer un buen retrato de cómo ven el mundo de la música parte de esta generación. El propio autor echa mano de la autorreferencia no solo en la premisa del libro sino durante el transcurso del libro, siendo un espejo de la continua exposición del yo por parte de los cantantes indispensable en el trap.
En un mundo de redes sociales, individualismo acrecentado y exposición personal excesiva (opinión particular) es natural que un estilo así haga fortuna en detrimento de las músicas basadas en los grupos o bandas.
Aún así, el objetivo del libro no es este sino desgranar la génesis de este estilo musical en España, detallando la interacción entre los diferentes cantantes y escenas y los temas, discos y momentos claves.
En diversos momentos se trata la similitud señalada en muchas ocasiones entre el punk de los setenta y el trap actual como respuesta de la juventud a situaciones de tensión social acumulada.
El foco se sitúa claramente en las letras de los temas analizados por Ernesto Castro en profundidad y en las actitudes en las actuaciones y vídeos mostrando como son un reflejo de una parte de la sociedad española que se siente marginada y sobre todo al margen de una corriente mayoritaria.
Cómo conjugan los propios artistas eso con la fama cuando llega y el consumismo desaforado que propugnan sería otro tema. Pero si miramos bien en retrospectiva, nada diferente de lo que muchos otros músicos hicieron en otros tiempos (The Who y sus anuncios, los punk y su relación con la moda…). Por no decir nada del tema de las drogas por el que se llevan las manos a la cabeza los denostadores del trap y que dejaría sin la mitad de las canciones los ahora venerables discos de rock de los 70 (y entonces también denostados).