Louis Armstrong es el músico que ha simbolizado el jazz casi desde sus inicios. La lista de razones por la cual esto es así, es casi interminable y es junto a Duke Ellington, Charlie Parker, Miles Davis y John Coltrane, el póker ganador de cualquier historia de la conocida como Música Clásica Americana.
Nacer en el barrio de Storyville, Nueva Orleans, cuna del jazz y foguearse en sus inicios junto a King Oliver el mejor trompetista/cornetista del momento aprendiendo de oído la gran mezcolanza de sonidos y estilos de ciudad portuaria de Louisiana debió ser la mejor escuela posible.

Al igual que muchos otros músicos, emigró en los años 20 a Chicago siguiendo en su caso la estela de Oliver, y allí, tras trabajar con Fletcher Henderson realizaría unas grabaciones con los Hot Five y los Hot Seven que quizá son las más influyentes de la historia de este estilo, pues no hubo músico durante esa década que no intentara imitar las introducciones, contramelodías y solos enormemente innovadores que marcaron el futuro del jazz como música improvisada, en la que las figuras solistas serían más famosas que los conjuntos en los cuales tocarían.

Estos fueron los años dorados como trompetista de jazz, pero no se quedó ahí, ya que también fue un famoso cantante, destacando en el scat, improvisación cantada sin letra que utiliza sílabas muy sonoras para imitar el sonido de los instrumentos de viento. En una anécdota de las muchas habituales en los inicios de esta música, Armstrong decía haberse inventado esta técnica vocal al caerse la partitura en una grabación y verse obligado a continuar cantando. Aunque hubo scat antes de él, no cabe duda que fue uno de los causantes de su popularidad.
Aquí podemos verlo cantando e improvisando sobre el famosísimo tema de los 20, Dinah.
Conforme avanzó el tiempo su figura ganó en fama como cara representante oficial de esta música, durante la época del revival del dixieland y cuando en los años 50 y 60, formó parte de los «embajadores» que viajaban por el mundo en representación del jazz americano. Su influencia iba decayendo ya que otros estilos más modernos llamaban la atención de los músicos (Swing, bebop, cool, hard-bop…).
En los últimos años se convirtió en un habitual televisivo y volvió a tener un momento de gloria con el tema Hello, Dolly!, que consiguió desbancar del número 1 a los mismísimos Beatles.
Y a día de hoy, es recordado por todos por la omnipresente What a Wonderful World, canción que os avanzamos, será nuestra PARTITURA DEL MES de Julio, así que estad atentos a nuestro blog para conseguirla.
¡Larga vida a Satchmo!