Viaje musical #2: China

¡Toma ya! Seguro que esto no lo visteis venir. Tras inaugurar los viajes musicales de manera suave con la exploración de Estados Unidos, ahora ya podemos irnos a donde nos dé la gana ¡Y eso mismo he hecho!

Aunque antes de adentrarnos en la música clásica de China, tal vez deberíamos dejar claro a qué nos referimos cuando hablamos de “Música clásica”, ya que no parece haber un consenso alrededor del uso de este concepto cuando se trata de llevarlo a otras culturas. Para eso tenemos que retroceder un par de siglos en el tiempo.

Tal vez a los melómanos del siglo XXI les cueste creer esto, pero hasta el siglo XIX la música fue un arte menor, totalmente eclipsado por la pintura o la literatura. Muchos de los compositores a los que ahora queremos y escuchamos tanto compusieron música para un público que no tenía por qué escucharles con demasiada atención… o que directamente no escuchaba. La música se componía para el momento y con la mentalidad de usar y tirar.
No fue hasta las décadas de 1820 y 30, en plena Europa de la Restauración, cuando una coalición de músicos alemanes liderados por genios como Clara Schumann, Felix Mendelssohnn, Ignaz Moscheles o Franz Liszt; empezó a sentir la necesidad de buscar para su arte las mismas grandes figuras que existían en otras disciplinas artísticas. Este movimiento venía causado principalmente por un aumento del nacionalismo en Europa, que propició la búsqueda de un pasado y un legado cultual por parte de los músicos de cada país.

Fue en este contexto cuando se empezó a hablar de “Música Clásica”, la música de los grandes compositores del pasado, que merecía ser recordada e interpretada en la actualidad, del mismo modo que un edificio histórico necesita un mantenimiento especial para conservarlo en todo su esplendor. Y precisamente aquí es donde empieza la confusión, porque el hecho de que esta expresión empezara teniendo connotaciones cronológicas ha hecho que algunas personas llamen música clásica a cualquier música de épocas anteriores de una determinada cultura, incluyendo la tradicional. Cuando los alemanes empezaron a hurgar en su pasado, no fueron a por la música tradicional, que ya estaba viva en el pueblo llano y que además era, por lo general, anónima y de transmisión oral.
Ellos fueron a por sus grandes héroes: Bach, Mozart, Handel o incluso a compositores fallecidos recientemente como Beethoven o Schubert.

Por lo tanto, vemos que la música clásica no es algo puramente temporal, sino que también tiene un componente estético. Se refiere a una visión de la música academizada, en la que la expresión escrita le permitió desarrollar características que habrían sido imposibles con las prácticas de la música tradicional. Por este motivo, cuando hablamos de la música clásica española no hablamos de jotas y sardanas, sino de Falla, Albéniz, Pedrell… Y aunque estos compositores puedan haber tenido muchas influencias de la música tradicional, basta con escuchar cualquiera de las 12 danzas españolas de Granados y compararlas con el folclore que intentan imitar para darse cuenta de que por muy influenciado que pudiera estar Granados, son músicas con sensibilidades muy distintas.
Por estos motivos, y tras este rollazo que os acabo de soltar, a partir de ahora cada vez que diga “Música clásica” me estaré refiriendo a esta concepción occidentalizada de la música.
Si alguien tiene interés en la música más puramente tradicional china, le recomiendo que se pasee por los numerosos vídeos que hay en Youtube de conjuntos autóctonos, ya que tanto la propia música como la construcción y sonido de los instrumentos son un mundo fascinante.

A pesar de que la música clásica se asocia mucho con las principales potencias europeas, lo cierto es que cuanto más nos acercamos a nuestros días más pruebas encontramos de que sus normas y convencionalismos fueron algo muy maleable en el que cada cultura ha podido impregnar sus características propias. Todos los países tienen su versión de la música clásica, mezclado con la cultura autóctona: Rusia, Brasil, Méjico, Australia… y China, el país en el que me voy a centrar hoy.
Desde hace ya varias décadas, China es el mercado más fructífero de música clásica del mundo, y en general todo el este asiático tiene cada día una mayor representación a nivel profesional. Superestrellas como Lang Lang o Yuja Wang pueblan los escenarios, y solo en China podemos encontrar decenas de millones de estudiantes de clásica.
Por mucho que esta obsesión se esté estudiando como algo reciente, la verdad es que no es la primera vez que los chinos muestran su fascinación por la clásica. Podemos observar un amor a primera vista desde los últimos emperadores de la dinastía Ming y los primeros de la Qing, en el siglo XVII, que quedaron sorprendidos por las posibilidades que ofrecía la teoría musical europea tras un período de intercambio cultural con un grupo de jesuitas.

Durante los siglos XVII y XVIII la música clásica continuó su avance por China, gracias a la labor de los misioneros, pero la primera gran fiebre en este país vino con la creación en las primeras décadas del siglo XX de la Orquesta Sinfónica de Shanghai, que se convirtió rápidamente en una orquesta muy destacada que consiguió actuar con los mayores solistas de la época, como Arthur Rubinstein o Fritz Kreisler. Para horror de los músicos, al principio no se permitía la entrada de ciudadanos chinos a los conciertos de la orquesta, aunque cuando se levantó la prohibición tanto los intérpretes como especialmente el público respondieron con entusiasmo. De hecho, en esta época fue tal la obsesión que se alcanzó por la música occidental que los propios músicos europeos tuvieron que aconsejar a los compositores chinos que prestaran más atención a la música de su país, algo que derivó en una época en la que las composiciones chinas lograron un buen equilibrio entre los sonidos orientales y los occidentales.

La actividad musical en China siguió gozando de buena salud incluso con la llegada de Mao y su Gran Salto Adelante, pero sufrió gravemente durante la Revolución Cultural, uno de los proyectos sociales más sádicos que se recuerden, en el que se intentó resetear de cero la cultura e historia de China, para moldearla alrededor de la figura de Mao y del partido. Durante esta época, se perdió un patrimonio artístico y cultural incalculable: Los templos y toda la simbología que tuviera que ver con religión o vida espiritual fueron destruidos, se prohibieron todos los elementos que pudieran provenir de occidente, los artistas solo podían crear tomando como ejemplo un puñado de obras aprobadas por el gobierno, los profesores e intelectuales fueron linchados y condenados a trabajos forzados o la muerte…

A pesar de los intentos de Mao, su represión solo consiguió exacerbar todavía más el interés por la clásica que ya existía antes de su llegada al poder. Tal vez el hecho que podemos utilizar como reinicio de la clásica en China es la visita que la Philadelphia Orchestra llevó a cabo en 1973, durante el último tramo de la revolución cultural, en un intento de acercamiento por parte de EEUU en el que se envió a China a científicos, deportistas, artistas y otros representantes de la cultura estadounidense en la época de la famosa “Diplomacia del ping pong”, tras el viaje secreto de Henry Kissinger y la visita de Nixon. Tocaron la 6a sinfonía de Beethoven. En la actualidad hay un enorme número de estudiantes en los conservatorios chinos, y su música contemporánea goza de buena salud.
Algunos de los intérpretes del país son las caras más visibles de la clásica a nivel popular, Yuja Wang, Yundi Li, Yo Yo Ma (nacionalizado en Estados Unidos) y cómo no, el incombustible Lang Lang. Sin embargo, por mucho que podamos ver a los intérpretes, rara vez oiremos hablar de los compositores, con lo que aquí es donde entro yo en escena.

Coged un buen par de altavoces, abrid bien los oídos y dejadme que os guíe por mis hallazgos de este mes:

Lü Wencheng/Chen Peixun- Ping Hu Qiu Ye

Un perfecto ejemplo de maridaje entre música tradicional y clásica dentro la propia China, que no está muy lejos de lo que Grieg o Albéniz hicieron con sus “Piezas líricas” o “Iberia”, respectivamente. Lü Wencheng era un gran conocedor del folclore de Cantón, su provincia natal, y sus composiciones fueron una gran aportación a la música tradicional de su país. Una de sus canciones más famosas es esta, que en nuestro idioma significa “Luna de Otoño sobre un lago calmado” y describe una visita al Lago del Oeste, en la ciudad de Hangzhou. En 1975 el compositor Chen Peixun, de formación clásica en Londres y Shanghai, la arregló según la estética occidental, dando lugar a esta obra, que ya podríamos considerar un hit y que ha encandilado a personas de todo el mundo, consiguiendo una gran popularidad dentro y fuera de China y convirtiéndose en una de las primeras piezas que se encontrará cualquier persona a la que le interese la música de este país.

Xian Xinghai/ The yellow river

Nacido en 1905, Xinghai es una figura de gran renombre en la música de su país. Se trata de uno de los primeros músicos chinos en componer música utilizando de manera frecuente tanto influencias chinas como europeas, y fue el primer estudiante chino en acceder al conservatorio de París. Al acabar sus estudios en Francia volvió a China, donde empezó una prolífica época compositiva en la que mezcló su cultura natal con la estudiada en el extranjero. Profundamente nacionalista y partidario del comunismo, fue también en esta época, coincidiendo con la segunda guerra Chino-Japonesa a finales de los años 30, cuando compuso la “Cantata del río amarillo”, basada en un poema patriótico y compuesta en tan solo 6 días, un hecho que ya de por sí es toda una gesta, pero es que además de haber sido compuesta a la velocidad de la luz resulta que esta pieza es una de las obras más icónicas del repertorio clásico chino. Mao presenció el estreno de la cantata en 1939. Jian Qing ordenó durante la Revolución Cultural que se adaptara como concierto para piano, algo que de lo que se encargó un grupo de compositores.
El concierto resultante, que es el que os presento aquí, fue puesto como ejemplo de lo que la música de la República debía ser, con lo que se representó muchísimo durante esta época, y a pesar de haber estado prohibido durante un tiempo debido a que su gestación está ligada a este momento de la historia tan violento, volvió a situarse entre las obras más queridas al levantarse su prohibición.
 Al ser una obra que rezuma patriotismo por los cuatro costados, no es de extrañar que Mao y su mujer la escogieran como símbolo y ejemplo estético a seguir para los músicos de la República, pero resulta muy curioso que a pesar de prohibir lo occidental bajo pena de arresto o muerte, este nuevo estilo estuviera tan descaradamente basado en los convencionalismos europeos, muy en la línea del realismo socialista de la Unión Soviética, ya empezando por la propia instrumentación.

Jian Er zhu- Fisherman Ballade

Jian’er Zhu fue un muy importante compositor al que se suele conocer como la voz de la música occidental en China, y que compuso una muy extensa obra en la que podemos encontrar también un buen corpus sinfónico. Su mayor inspiración musical fue Nie Er, un compositor que se popularizó por sus marchas, entre las que se encuentra “La marcha de los voluntarios”, una composición que se acabaría convirtiendo en el himno de China y que ha sobrevivido hasta nuestros días. Empezó su formación de manera autodidacta y componiendo bandas sonoras, un trabajo que le ayudó a enrolarse en el Conservatorio de Moscú. Podemos dividir su carrera en tres períodos, que giran en torno a los eventos en su país. Como muchas personas de su generación (incluyendo a artistas), Zhu apoyó al Partido Comunista Chino durante su juventud, y mostró su ideología a través de la música compuesta para las películas afines a ella, trabajos en los que renunció a su sueldo, y componiendo obras propagandísticas, algunas incluso basadas en textos del propio Mao.
Su simpatía hacia el comunismo acabó con la revolución cultural, que supuso un duro golpe para él y muchos de sus amigos. Este constituye su segundo período, en el que estuvo 10 años componiendo exclusivamente obras aprobadas por el gobierno. Su tercer período es sin duda el más interesante, ya que a toda su experiencia se unió el influjo de ideas que de repente pudieron entrar en el país, algo parecido al efecto que el Deshielo de Kruschev tuvo sobre los artistas de la Unión Soviética, como Alfred Schnittke.

En esta época encontramos obras tonales, atonales, ambiguas, con instrumentos tradicionales y europeos… un poco de todo. También en esta época su obra se internacionalizó, recibiendo multitud de premios en el extranjero y siendo programado alrededor del mundo. Una obra muy destacable en la que podemos encontrar un poco de todo es la “Balada del pescador”, que mezcla muchas de las características que he comentado antes. Se trata del arreglo en 2 suites de la música para el ballet “La gran muralla frente al mar del sur de China”. La primera suite, compuesta en 2003, es la más destacable ya que se puede apreciar mejor este revuelto de influencias.

Qigang Chen- La Joie de la souffrance

La obra más reciente de esta lista, compuesta en 2016 y estrenada en 2017 por el genio Maxim Vengerov. La joie es un concierto para violín en un solo movimiento dividido en pequeñas secciones, compuesto por el siempre interesante Qigang Chen, que añade un sonido inconfundiblemente francés a las orquestaciones y armonías características de su país. Esto se debe a que fue el último alumno de Olivier Messiaen, con el que estableció un afectuoso vínculo y que ejerció una gran influencia sobre él. El curioso título de esta obra (que se podría traducir como El goce de sufrir) se puede explicar con la vida de Chen, que no está exenta de sufrimiento. A los 15 años la Revolución Cultural frenó en seco su vida, apartándolo de sus estudios en el conservatorio y enviándolo 3 años a un campamento militar para ser “reeducado”, un término usado durante este período para las personas formadas intelectualmente antes de iniciarse la revolución, incluyendo adolescentes. Por si no fuera suficiente, su hijo murió a los 29 años en un accidente de tráfico, dejándole sin descendencia ya que había nacido durante la política del hijo único. Dice Cheng que esas experiencias le ayudaron a valorar la vida y a comprender la necesidad de sufrir para poder entender la felicidad, algo sobre lo que reflexiona en esta pieza. La grabación que os dejo es la del estreno de la obra.


Tan Dun Internet Symphony (Eroica)

Probablemente el compositor Chino más internacional de la actualidad, y tal vez de toda la historia. Uno de los logros que más fama le dio fue su Oscar por la banda sonora de “Tigre y dragón”, del igualmente reputado Ang Lee. El primer contacto musical de Dun fue a través de la música sacra y tradicional del pequeño pueblo en el que vivía, algo que le serviría más tarde ya que, al igual que su compatriota Qigang Chen, Dun fue reubicado durante la Revolución siendo muy joven, viéndose obligado a trabajar en una plantación de arroz. Durante esta época, sus conocimientos musicales le convirtieron en un preservador de la cultura en esa zona, aprendiendo a tocar instrumentos tradicionales gracias a las enseñanzas de los campesinos que estaban recluidos con él. Su primer contacto con Occidente fue a través de un megáfono que anunciaba la llegada de la Philadelphia Orchestra, anuncio que iba acompañado de unas notas de Beethoven que supusieron una epifanía para el futuo compositor.
El camino de Dun en la música probablemente sea el más espectacular de todos los que hay aquí, ya que va desde lo más absolutamente local hasta el éxito internacional de más alto rango, ganando todo tipo de galardones y actuando por todo el mundo. Además, su estilo es tremendamente versátil, yendo de las bandas sonoras a la música más popular e intuitiva o a la más contemporánea y experimental. En sus obras encontramos instrumentos tradicionales, sinfónicos, elementos como el metal, la cerámica, el agua… Sí, habéis leído bien: tiene un concierto para agua y orquesta. Precisamente por ser el conector de todas estas tradiciones y hallazgos, tal vez el proyecto que mejor le defina sea esta pequeña obra llamada “Internet symphony”, y es que Dun considera a internet “una ruta de la seda invisible” que puede conectar a la gente, como dice en la introducción del vídeo de esta interpretación. La Internet Symphony fue compuesta para la Youtube Symphony Orchestra, una orquesta creada por Youtube en la que las pruebas de acceso consistieron en tocar online esta obra, para luego seleccionar a músicos de todo el mundo.

Chen Yi- Distance can’t keep us apart

Compositora contemporánea, normalmente de lenguaje experimental, de la que aquí vemos una faceta más moderada, aunque con armonías y técnicas muy interesantes y sofisticadas. Con Chen Yi completamos una trilogía de compositores de la misma generación (junto con Qigang Chen y Tan Dun) que tuvieron un recorrido en la música muy parecido durante su juventud.  Chen Yi empezó a tocar el violín y el piano de pequeña, y también sufrió una durísima reeducación durante la Revolución Cultural, lo que retrasó el inicio de sus estudios hasta los 25 años, edad en la que entró en el Conservatorio de Beijing cuando este reabrió (y donde coincidió con Tan Dun), y que acabaron con su doctorado en Estados Unidos, país en el que se ha convertido en profesora universitaria y una de las mayores representantes de las mezclas chino occidentales, algo que podemos ver en esta obra. Distance can’t keep us apart es un encargo de la American Choral Directors Association, y es una musicalización de un poema de Wang Bo, un importante poeta Chino del siglo VII. Esta interpretación es la del estreno mundial, en 2012.

Huang Haihuai- Sài Mâ (Carrera de caballos)

Otro hit para occidente, esta vez venido de la mano de Huang Haihuai, un virtuoso del erhu conocido por sus aportaciones al desarrollo de la técnica del instrumento. Haihuai compuso Sài Mâ para un concurso de erhu, inspirándose en el Festival Naadam de Mongolia, una competición de carreras de caballos; y su melodía está basada en la “Canción de la bandera roja”, también de Mongolia (en aquel momento un estado socialista). Originalmente, Sài Mâ era una composición para erhu solo, acompañado de otro instrumento llamado yangqin, algo habitual para las piezas solistas. Si queréis escuchar la versión original tocada por el compositor lo podéis hacer aquí.
La versión que os he buscado es para erhu y piano, instrumento interpretado por Lang Lang, que inevitablemente tenía que aparecer en algún momento. En este caso le vemos acompañando a su padre, Lang Guo Ren, que resulta ser un excelente intérprete del erhu. Si formaran un dúo, podrían llamarse “Lang Lang Lang”, como ese musical. Esta es una buena muestra de mezcla de culturas, con un Lang Lang completamente occidentalizado y Lang Guo Ren como representante de la tradición oriental.

He escogido estas 7 piezas de manera que pudierais tener una muestra de las diferentes voces que ha habido en el panorama clásico de China, y cómo esas voces han trabajado en diferentes géneros y formaciones orquestales. A pesar de esta diversidad autoimpuesta, la selección de música que os he presentado es solo una pequeñísima parte de todo lo que podemos encontrar. Incluso he tenido que dejar fuera algunos éxitos, como el “Butterfly lovers concerto” para violín.  Como siempre, el que tenga ganas de descubrir más cosas podrá hacerlo en la lista de Spotify, porque vuestro amigo Sherlock ha acabado extenuado tras este viaje. Procederé a retirarme a mis aposentos hasta la siguiente aventura.

Otras investigaciones de Sherlock Notes:

Author: Rafa Roca

Barcelona, 1.996. Titulado superior de piano clásico en el Conservatorio del Liceo. Siento un hambre voraz por todo tipo de música, que me ha llevado a realizar proyectos en varios ámbitos tanto de la música clásica como de la moderna, entre los que se incluyen varios recitales de piano solo, actividad docente, una actuación en el Salón del Manga, la creación del grupo Porbou o incluso un pequeño dúo con Chick Corea. Tengo un especial cariño a la música desconocida o infravalorada, que siempre intento dar a conocer ya sea programándola en mis conciertos, haciendo difusión en mis clases o con los artículos que podéis leer en este blog.

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