Sabías qué…
para Shakespeare la música tenía una enorme trascendencia?
Sabemos de sobra que la música ha estado hermanada con la poesía y la escena desde la noche de los tiempos. En Shakespeare tiene un papel importantísimo, y no sólo porque se valía de ella para acompañar escenas y dotarlas de determinado sentido emocional (se sabe que en las representaciones originales había músicos), sino que el autor incluye canciones de autoría propia o popular en muchas de sus obras, tanto comedias como algunas de sus grandes tragedias.
Dado que no podemos teletransportarnos a finales del XVI y principios del XVII, sólo podemos hacernos cierta idea de cómo podía sonar aquello con las adaptaciones cinematográficas. Un ejemplo es la deliciosa Mucho ruido y pocas nueces (1993), en la cual se cantan algunas canciones, con melodía del compositor de la banda sonora, Patrick Doyle.
También podemos encontrar referencias y reflexiones expresadas a través de los personajes en obras célebres, como Noche de Reyes («If music be the food of love, play on!») o Ricardo II («How sour sweet music be»). Asimismo, varios compositores clásicos se han acercado al universo de Shakespeare para explorar sus temas a través de la ópera o la música sinfónica, como Romeo y Julieta (Tchaikovsky, Prokofiev o Charles Gounod), Macbeth (Verdi, Ernst Bloch) o El Sueño de una Noche de Verano (Mendelssohn).
Si te interesa indagar más, te recomiendo este interesante y documentado artículo: https://confabulario.eluniversal.com.mx/la-musica-de-shakespeare/
Y recuerda: ¡«el hombre que en su interior no tiene música ni llega a conmoverse con acordes de armoniosos sonidos, es capaz de traición, de engaños y rapiñas»!