El suyo es uno de los nombres imprescindibles para entender la historia de la música soul. Una presencia física impactante, unos movimientos muy característicos, una potencia de voz combinada con la sutileza necesaria en las baladas, unas dotes compositivas extraordinarias, una capacidad organizativa alabada por sus colaboradores…
Otis Redding lo tenía todo para triunfar. Y lo hizo, pero no en la medida que hubiera sido posible, pues un accidente de aviación se lo llevó por delante privándonos de una presencia segura e influyente durante décadas.
Y esa muerte imprevista y prematura, dotó a su single póstumo –The dock of the bay, tema al cual es asociado normalmente- de un extraña atmósfera que hace presagiar que quizá estábamos a punto de disfrutar de un giro en su carrera.
Pero su vida, si bien fue breve, también fue intensa, así que si deseáis conocer más sobre ella, aquí tenéis un estupendo documental que ya reseñamos en su día.