Disculpad que me emocione, es que a mí las efemérides me ponen tontorrón. Vuestro divulgador favorito, el GRAN Sherlock Notes, tiene ojo de halcón, oído de gato y corazón de mantequilla. Hace ya un año que este blog dio rienda suelta a mi verborrea musical, permitiéndome ofreceros pequeñas investigaciones sobre lo que considero música clásica fantástica que no ha sido bien tratada por el público, el tiempo, o a veces incluso los músicos.
Aún y con todo lo maravillosa que es esta ocupación, también es fuente de una gran frustración, porque cada vez que me siento a seleccionar las piezas que pasarán a formar parte del artículo en cuestión, me doy cuenta de una agridulce realidad: hay demasiada música buena.
Eso por un lado es bueno, porque significa que podría estar toda una vida escuchando música de calidad sin parar de descubrir cosas nuevas. Por otro lado, siempre me quedo con una sensación agridulce porque tengo que descartar una gran cantidad de música para que los artículos no se eternicen, haciendo que más de un obrón se quede fuera de la lista.
Viendo esto, no se me ocurre mejor manera de celebrar nuestro primer año juntos que dándonos un paseo por todas las publicaciones hechas hasta el momento para hacer un último añadido a los temas de los que hemos hablado. Desde luego no cambiará el mundo, pero me dejará más tranquilo… ¡Y con eso me vale! Así que volved a empuñar vuestras pastas y tazas de té, y vayamos al grano:
Ludwig van Beethoven- Agujas en un interminable pajar Ludwig van Beethoven- Andante y variaciones para mandolina y piano De todos los instrumentos que nos podemos encontrar en la enorme obra de Beethoven, probablemente el que más nos sorprenda es la mandolina, un instrumento que ahora podemos encontrar en la música popular de un gran número de países, pero que ya era popular en la época de los clásicos, donde su uso se extendió bastante en la música de cámara. Beethoven solo escribió un puñado de piezas para mandolina, con las que podemos escuchar un sonido bastante sorprendente de este querido compositor.
Me lo llevo puesto: Música para escuchar y tocar Giya Kancheli- Vals de Sherekilebi La vida de Giya Kancheli tiene muchísimos paralelismos con la de Alfred Schnittke, a quien volveremos a visitar en un par de párrafos. Ya de entrada, los dos nacieron durante los años 30 en la antigua Unión Soviética, y pertenecen a una generación brillante de artistas soviéticos que inundaron todos los campos artísticos del país. También comparten el eclecticismo de su música, que parece querer atraer múltiples y dispares influencias a cada una de sus obras. Como ya hizo Schnittke, Kancheli cultivó mucho la música para cine y teatro, que no estaba tan controlada por el régimen, y que le permitió experimentar con ideas que acabaría incorporando a su música de concierto. Uno de sus trabajos más famosos es “Simple music for piano”, una colección de 33 piezas breves en las que adapta al piano de manera sobria las melodías de sus bandas sonoras, siendo este vals una de las más bonitas. Todo el conjunto es ideal para cualquier aficionado que esté buscando repertorio diferente y agradable para tocar.
Dave Brubeck: El más clásico de los modernos Dave Brubeck- The light in the wilderness Esta es una obra que destaca en el catálogo clásico de Brubeck por ser su primera composición de grandes proporciones (compuesta para orquesta sinfónica y con una duración que supera la hora, haciéndola su obra más larga) y por ser su primera composición religiosa. Se trata de un oratorio para el que adaptó junto a su mujer varios textos de la Biblia, y en los que exploraba la cristiandad desde el recuerdo de sus años de servicio durante la 2a Guerra Mundial. Brubeck, que como ya vimos en su momento era un hombre de fe, quedó impactado por la cara de la humanidad que vio durante el conflicto, y escribió esta obra como un testigo de su confianza en el cambio que traería la generación posterior.
Alfred Schnittke- El David Bowie de la música clásica Alfred Schnittke- Gogol Suite Una prueba más de la imaginación y la facilidad de juntar sonoridades que tenía el bueno de Schnittke, que en este caso compone su música para una obra de teatro. Es realmente admirable la capacidad que tenía Schnittke para llegar a extremos emocionales incluso en sus obras menores como la Gogol Suite, en la que podemos encontrar momentos inocentes y alegres, ironía pesimista, violencia, el tradicionalismo de los compositores germánicos con los que se identificaba y técnicas de composición e interpretación totalmente vanguardistas. Realmente, uno no puede sino quitarse el sombrero ante la cultura musical que poseía este hombre.
Viaje musical #1: Estados Unidos Ruth Crawford Seeger- Rissolty rossolty Con esta simpática obra orquestal, la compositora Ruth Crawford Seeger inició un cambio en su carrera, que hasta aquel punto se había centrado en la música experimental, para explorar propuestas más sencillas y estudiar el folk estadounidense. Esto se debió no solo al deseo personal de Seeger, que estaba ahí, sino también a las necesidades emocionales de una sociedad muy tocada por la Gran Depresión, que necesitaba conectar con ideas más accesibles.
Lili y Nadia Boulanger: Dos gigantes a reivindicar Una gran obra que tuve que sacrificar en aras de la diversidad de formaciones instrumentales, pero que me dio mucha pena dejar de lado, ya que se trata de una de las magníficas obras que compuso hacia el final de su tristemente corta vida, y en las que podemos ver que su madurez musical estaba muy por delante de su edad real, que en aquel momento rondaba la veintena. Para esta obra, cuya traducción es “Vieja plegaria budista”, decidió musicar un texto del Visuddhimagga, una importante pieza de la literatura budista, haciendo que su perspectiva musical cambiara para adaptarse a una cultura que se salía de los textos bíblicos en los que se había basado hasta entonces.
Viaje musical #2: China Jian’er Zhu- Sinfonietta Cuando me tocó hablar de Jian’er Zhu en el viaje musical chino, estuve debatiéndome seriamente sobre qué pieza poner. Finalmente ganó la “Balada del pescador”, que mostraba de manera desenfadada y popular la síntesis entre las tradiciones europeas y chinas. La pieza que más le hizo la competencia es esta Sinfonietta, que está en las antípodas de la otra, tratándose de una pieza lenta, de crescendo continuo y muy pesimista, que parece querer explorar las experiencias más oscuras del compositor. Nada extraño para una persona que tuvo que vivir el sadismo físico del Gran salto adelante y el intelectual de la Revolución cultural.
Friedrich Gulda: So what? Friedrich Gulda- Für Paul En el artículo dedicado a Gulda hablamos de “Für Rico”, una breve pero personalísima pieza que dedicó a su hijo Rico, y que junto a “Für Paul” constituye un binomio muy original. Esta pieza también es una dedicatoria, esta vez a su hijo Paul, que junto al susodicho Rico se ha encargado de mantener el legado musical del apellido Gulda, ya que los dos se han convertido en pianistas de éxito. Für Paul tiene una estructura muy parecida a su pieza hermana, con una primera y tercera parte en la que se mezcla música clásica con influencias de otros géneros y una parte central de música claramente moderna e improvisada.
En defensa de Czerny: Respuesta al Doctor Terwiliker Carl Czerny- Cuarteto de piano nº1. La fuerte conexión de Czerny con el piano hizo que redujera considerablemente la presencia de las piezas que no tuvieran a este como protagonista absoluto, obviando por ejemplo su obra camerística, más allá de los cuartetos de cuerda. Pues allá va otro cuarteto, pero esta vez con piano incluido. En esta enérgica obra, que también es de las más interesantes que he escuchado de su autor, podemos observar los cambios de humor por los que su maestro es conocido junto con un lenguaje más moderno, en el que suenan ideas que parecen sacadas de una sonata de Schubert.
¡Ay! ¿Ya estáis? Me habéis pillado otra vez con el pañuelo en la nariz. Es que con estos lectores no es para menos… En fin, ha sido un año de mucho aprendizaje y sobre todo mucho disfrute con música apasionante, algo que espero que vaya a más con las siguientes investigaciones que decida emprender. ¡Y ojalá podáis estar aquí para leerlas! Nos vemos en la próxima.
Barcelona, 1.996. Titulado superior de piano clásico en el Conservatorio del Liceo. Siento un hambre voraz por todo tipo de música, que me ha llevado a realizar proyectos en varios ámbitos tanto de la música clásica como de la moderna, entre los que se incluyen varios recitales de piano solo, actividad docente, una actuación en el Salón del Manga, la creación del grupo Porbou o incluso un pequeño dúo con Chick Corea. Tengo un especial cariño a la música desconocida o infravalorada, que siempre intento dar a conocer ya sea programándola en mis conciertos, haciendo difusión en mis clases o con los artículos que podéis leer en este blog.