Novela del escritor y director de cine David Trueba, que se centra en la vida de un cantante de un grupo de rock-pop (ficticio) que tiene que enterrar a su padre y para lo cual viaja al pequeño pueblo del que era originario.
El viaje real a bordo del coche fúnebre, se convierte en un viaje mental por su vida en una especie de autorreconocimiento que funciona como un espejo en el que uno no puede evitar confrontarse.
Esta ficción relativamente extensa (400 páginas) aborda muchos temas: juventud, amistad, amor, pareja, muerte…en un tono que intenta alejarse de las grandes confesiones o las reflexiones de gran calibre y acercándose al lector con un tono “de andar por casa” que puede sentir más cercano (lo cual no implica una elaboración sencilla).
El arco del cantante dibuja una trayectoria sinuosa fruto de los diferentes momentos de su carrera; los inicios llenos de júbilo y sin expectativa, la inmersión en el mundo profesional y las dudas propias sobre su capacidad, el éxito inesperado con una canción no especialmente elaborada, la difícil continuación de la carrera tras la ruptura del grupo, el inicio de un formato más pequeño e íntimo…
En lo musical, resulta interesante toda esta indagación de los momentos vitales tan dispares que un artista puede llegar a vivir, el nivel de incomprensión de la faceta artística por parte de muchas partes de la sociedad (empezando por la propia familia), la sensación de aislamiento en esa posición creativa, el reflejo en la propia obra de los momentos vitales personales pero con los cuales puede verse reflejado por el público sin saber en ningún momento el autor si funcionará o no…
Se trata de una novela sobre música pero cuyos interrogantes -pues respuestas no ofrece, afortunadamente- incumben a cualquiera que lleve a cabo una tarea creativa.
