Uno de los primeros artículos que escribí en este blog estaba dedicado a encontrar piezas para piano que fueran asequibles para pianistas aficionados. La idea era hacer un pequeño listado de música relativamente sencilla que se alejara de las elecciones habituales del repertorio clásico “tocable” para que los músicos o sus profesores tuvieran más variedad de obras a la hora de escoger qué tocar. No solo eso, sino que además debían ser obras interesantes de escuchar para vosotros, mis queridos lectores.
Pues bien, aprovechando que en materia de música de cámara el piano es un instrumento necesitado por todos los demás, y como no hay Notes sin Watson, voy a seguir con la misma filosofía pero esta vez con dúos. El piano seguirá siendo el centro de atención (como debe ser), y veremos cómo va acompañando a diversos instrumentos.
Hay que decir que en muchos de los casos que veremos a continuación los instrumentos son intercambiables: Una pieza para violín puede ser interpretada con una flauta, una de flauta con un saxo, etc… Así que, si alguien se muestra interesado por una pieza compuesta para un instrumento diferente al suyo, que intente tocarla igualmente. También, a pesar de que hay piezas para todos los niveles, la dificultad general de las obras es algo más elevada que la del anterior artículo.
Y si no tocas ningún instrumento no me abandones, ya que todas las piezas que te presento aquí abajo bien merecen tu atención:
- Olivier Messiaen- Tema y variaciones (Tema): ¿Quién dijo que debían ser obras completas? El Tema y variaciones fue un regalo de boda de Messiaen a su primera mujer, aunque suena a regalo de divorcio. El pequeño tema que inicia la obra funciona bien como una sencilla y deprimente pieza independiente, de duración y sonoridad parecida a su pieza de lectura a vista que vimos en el artículo de piano solo, y que es una excelente elección para quien quiera mostrar su lado sufridor. Eso sí, no leáis más allá de la página que ocupa el tema u os veréis arrastrados a un infierno de armonías indescifrables y desafíos a la técnica. O por lo menos en la parte de piano, que como siempre, es la que pringa más.
- Astor Piazzolla- Ave Maria: Originalmente compuesta para la película Enrico IV bajo el nombre de “Tanti anni prima”, esta pieza es ideal para juntarte con alguien tan acaramelado como tú y lanzarte a leer esta preciosidad, cuya escritura no dista bastante de cualquier transcripción estándar de la canción popular del momento que puedas encontrar por internet. Ojo porque a pesar de que hay pocas notas… ¡Tienen que sonar todas muy bonitas!
- Jaime León- A ti: ¿Cómo olvidar a los cantantes? ¡Con la cantidad de carcajadas que me echo a su costa! Cuando pensamos en músicos aficionados siempre nos los imaginamos agarrando un instrumento, pero nunca llevándolo puesto. ¿Qué pasa, que el canto es solo para profesionales? ¡Pero si lo usamos todos cada día! Y sin tener que estudiar en ninguna escuela. Esta pieza también forma parte del maravilloso género de “Regalos de bodas”, aunque a decir verdad, me parece más apropiada para la ocasión que el Messiaen anterior.
- Eugene Bozza- 4 Piezas fáciles para flauta. Reves d’enfants: Compuestas por el chapado a la antigua Eugène Bozza, estas cuatro piezas fueron pensadas para ser fáciles desde el punto de vista de un concertista, pero la primera pieza realmente es un equilibrio perfecto entre facilidad técnica e interés musical, resultando asequible para todo el mundo. A pesar de que estas 4 piezas fueron compuestas originalmente para flauta, Reves d’enfants también es una favorita entre los saxofonistas.
- Maurice Ravel- Ma mère l’oye. Pavane de la belle au bois dormant: La orquestación era el gran superpoder de Ravel, cuya habilidad para combinar los sonidos de los instrumentos hizo que, al adaptar a la orquesta un trabajo original para piano, la nueva versión acabara siendo considerada la definitiva o la más popular. Algunos ejemplos son “Cuadros de una exposición” de Mussorgsky o incluso varias obras del propio Ravel, como es el caso de “Ma mère l’oye”. La popularidad de la orquestación de esta obra es la única explicación que encuentro para que tantos profesores fuera de los conservatorios pasen por alto la pieza inicial de esta suite a la hora de hacer que sus alumnos toquen juntos, ya que no tiene la más mínima complicación ni a nivel técnico ni de lectura, y sin embargo contiene más música que obras enteras de otros compositores
- Reinhold Glière- 12 páginas de álbum para chelo y piano. Nº11: Por el tamaño que ocupa en su obra, podemos deducir que Glière le tenía bastante cariño al violonchelo, y en general a las cuerdas. La pieza nº11 se despoja de todos los caprichos y complicaciones de las demás y adquiere un carácter casi rapsódico, con el piano ofreciendo una base de acordes y el chelo recitando con exclusividad su melodía.
- Erik Satie- Piezas en forma de pera: Tocar a 4 manos está bien, pero no nos engañemos. Lo que mola es tener un piano enterito para ti solo, como en este caso. La historia de estas piezas es bien conocida: Debussy le hizo el reproche a Satie de que su música no tenía forma (refiriéndose a que sus estructuras no eran muy sólidas) con lo que Satie, en un acto de puro Satie, publicó estas obras con el nombre que podéis ver. La dificultad de estas piezas varía de principiante a avanzado, siendo la primera y sexta la más tocable, seguido de la tercera y séptima, y las 3 restantes para músicos más curtidos.
- Claude Debussy- Petite pièce para clarinete y piano: En el artículo de piano solo nos encontramos con dos obras que habían sido compuestas como pruebas de lectura a vista para exámenes de conservatorio. Aquí tenemos el ejemplar que toca en esta ocasión, normalmente eclipsado por la “Rapsodia para clarinete y piano” del mismo compositor, obra que se tiene en alta consideración.