
Nega, cantante de Los chicos del maíz, nos narra en primera persona, en un tono directo y sin rodeos, su trayectoria al frente del grupo, sus experiencias con la industria y los conciertos, su relación con sus compañeros y el amor/odio con los fans y haters.
Y comienza con un repaso de su infancia, porque para el Nega, las raíces son importantes, pues sus orígenes humildes en la provincia de Valencia, con una familia salida de la supervivencia más pura, marca su ideología militante en la que la lucha de clases está en la raíz de todos los conflictos, y el marxismo es para él, la solución a nuestros problemas.
Esta visión marca todo el libro y una manera de comportarse, en perpetua reivindicación lo cual, no obstante, no evita que también haya críticas hacia casos concretos de estos entornos -casas okupas, ateneos, cooperativas…- donde ellos se han sentido maltratados y han vivido malas experiencias como grupo.
El filtro de la protesta está siempre presente incluso para aquellos que pudieran parecer viajar en el mismo barco, y de hecho una determinada parte de la izquierda es el blanco de sus críticas, por su aburguesamiento y su manera doctrinal de presentar todo.
Gran parte del texto suena a autojustificación o defensa por la fama alcanzada que les ha valido los típicos ataques de haberse «vendido» al capital. Realmente suena muy necesaria la defensa que hace de la posibilidad de progresar como banda y también en lo económico pues eso supone poder mejorar las condiciones de sus bolos, con mejor equipo técnico y personal que al final redunda en mejores espectáculos.
Por supuesto, es un libro de rap y hay referencias a los artistas y corrientes que más le han influido así como opiniones sobre otras músicas y artistas que en la línea del ego habitual de raperos, deparará más de una risa -o enfado- a aquellos que lo lean.