Nacionalismo y música clásica, de Matthew Riley y Anthony D. Smith (2016)

Novedad editorial (en su traducción en castellano) que trata una de las etapas que jalonan cualquier historia de la música y a la cual suelen adscribirse compositores de diferentes países pero cuya explicación resulta siempre difícil de entender.

Los autores saben que están tratando un tema problemático pues hace referencia a temas políticos y sobre todo, expresa el sentir de una época -que se inicia en la segunda mitad del siglo XIX – en el que la construcción de un sentir nacional cristalizará en nuevas naciones (caso de Italia o Alemania) y en el replanteamiento de la esencia de las naciones.

El libro comienza con una buena introducción en la que se aclaran las derivas y diferentes significados que adquiere la palabra nacionalismo y el diferente uso que se hace de ellas según se trate de un político, un filósofo, un poeta o un músico así como las mutaciones que va sufriendo con el tiempo. Es un paso necesario que marca el punto de partida a un ensayo sobre un tipo de clasificación que a día de hoy es difícil de digerir.

Como siempre pasa cuando se aplican términos retrospectivamente, se intentan englobar autores y corrientes artísticas de manera que encajen en compartimentos cerrados en los cuales terminan coincidiendo concepciones demasiado dispares.

El concepto de nacionalismo musical encaja mejor con obras de carácter exótico -caso del orientalismo ruso, o el andalucismo de los compositores españoles- que en realidad pretendían reflejar un «carácter nacional» a base de pinceladas coloristas pero inmersas en la gran tradición europea -en resumen la tradición germánico-austríaca-.

En el caso de los autores con una vocación de visibilizar aspiraciones nacionales o reivindicar la herencia cultural de las naciones nuevas -caso de Sibelius, Grieg, Smetana, Dvorak…- su supuesta fidelidad a las fuentes populares y melodías campesinas, no resultó ser tan fidedigna y consistió más bien en elaboraciones personales, como en el caso de Stravinski o Bartók, o casi inexistentes como sucede con Vaughan Williams.

Toda esta nebulosa entre concepción y realización final intenta ser desmarañada por los autores que desmenuzan las intenciones (hasta donde es posible, pues la interpretación personal es inevitable) y sobre todo el contexto en que se realizaron las composiciones así como las fuentes de inspiración cuando son conocidas o han podido ser rastreadas.

Los autores compartimentan el estudio en grandes bloques resultando especialmente interesante el último que traza las líneas de lo que realmente se puede considerar música nacional, es decir, aquella que celebra eventos o personalidades claves de la historia mediante Réquiems, Himnos, Marchas, Elegías… Es la verdadera música con fines nacionalistas pero que extrañamente es la reconocida como tal y que tampoco ha gozado del favor del público.

En capítulos anteriores se analiza el desarrollo del concepto nacionalista de la música en las diferentes épocas y generaciones de compositores.

Es, en resumen, un libro muy interesante que intenta desenmarañar el uso de una terminología ambigua y discutible -y seguramente anacrónica pues obvia los aspectos musicales quizá más poderosos que los políticos en la música de toda esa época- que podría sustituirse por otros enfoques dentro de la historiografía.

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Author: Jorge de la Torre Sanz

Director del Instituto de Música Online. Pianista, Compositor y Director Musical.

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