Bohemian Rhapsody fue todo un evento en 2018 y a nadie le extrañó. Este biopic sobre Queen está diseñado desde el principio para llenar las salas de cines e intuimos que también las de conciertos pues Brian May y Roger Taylor continúan girando con Adam Lambert como cantante.
Se trata de otra biografía hecha desde dentro (los dos miembros antes mencionados son también productores) y se centra principalmente en la figura de su cantante principal, Freddie Mercury. El resto de integrantes de la banda son tratados solo en relación con él y en ningún momento conocemos sus motivaciones, tan solo sus estudios universitarios -¿por qué se nombran varias veces? ¿es un elemento clave?-.
Hay que decir que Rami Malek, que consiguió el Oscar a mejor intérprete, se inserta muy bien en el papel y hace pensar que con un guión más potente hubiera conseguido una interpretación memorable dejándonos con un regusto amargo como pasaba en Ray con Jamie Foxx que también consiguió el Oscar con un trabajo parecido o Chadwick Boseman en I feel good sobre la vida de James Brown. Es una pena que tres biopics que han contado grandes actores capaces de encarnar a leyendas de la música y darles vida queden a las puertas por la falta de ambición desde la realización (¿o producción?).
Se echa en falta más profundidad en el tratamiento de los personajes y de los conflictos ya que se pasa por encima el tema de sus orígenes indios mediante clichés fílmicos, el tema de su sexualidad no se aborda en su totalidad, y falta ver la manera de trabajar de la banda.
En resumen, se trata de una secuencia de vídeos musicales protagonizados por grandes canciones de una gran banda que quizá se merecía una película que aportara algo más, pero si ellos mismos están detrás suponemos que dan esta versión por buena, ¿no?.
