Sobre la escisión de Helloween
SABÍAS QUE…
… el comienzo de Halloween fue también el comienzo de Gamma Ray?

Hamburgo, 1983. Un guitarrista alto y melenudo llamado Michael Weikath (en la foto, atrás) funda un grupo junto al bajista Markus Grosskopf (el Michael Bolton de la izquierda), Ingo Schwichtenberg (el batería de la diadema) y un tipo enjuto que toca la guitarra como dios: Kai Hansen (el segundo por la izquierda). Quieren hacer cosas progresivas. Han escuchado el disco de un grupo llamado Queensryche (what?) y han flipado. Se ponen a componer y, arrollando con su personalidad, lideran los ensayos Weikath y Hansen: uno pone una canción suya, el otro le replica. Como Paul y John, pero sin ir a misa. Pasamos a 1985 y, tras firmar con Noise Records, editan Walls of Jericho. Se ha formado Helloween.
Piensa en Europe con más enjundia y menos laca, y todo lo que se te ocurra que te haga decir «heavy metal ochentero». Lo veo y te lo subo: Helloween fue y sigue siendo (están en activo) uno de los grupos más icónicos y queridos por los jevis, esa tribu adorable de la que los milennials han oído hablar y que dejó de existir en algún momento entre el efecto 2000 y aquellos finlandeses ganando Eurovisión. Los Jélogüins llegaron para regalarle al mundo su power metal de riffs rápidos, crescendos, coros épicos, alegría, magia, dragones y mazmorras vibes —la correlación entre Warhammer y el power metal es 1:1— y mucha hermandad cervecil.
Les llega el éxito y su Walls of Jericho exige giras. Hansen se agobia, pues él no se ve como cantante. Entra en escena Michael Kiske (el guaperas con una mano que le sale mágicamente del pecho), un rubito rollo Whitesnake que canta como un ángel. Kiske entra al grupo enfilado para rematar la fama reciente con las nuevas creaciones del que será su siguiente álbum. Pero Kai se siente fuera: él ya no es cantante, Weikath tiene muy claro lo que quiere (el símbolo de la calabaza sonriente maléfica, alegría en las canciones, el rollito mágico…), pero él más progresivo. Discuten, y los callados Markus e Ingo siguen con Weikath. Kai Hansen se aparta y decide fundar su propio grupo: Gamma Ray. Para ese entonces es 1989 y Hansen acababa de componer varias canciones de la obra magna de Helloween, Keeper of the Seven Keys Part 1. Estamos hablando de canciones míticas como “Future world”, “I’m Alive”, “Twilight of the Gods”, “Halloween” y, a pachas con Weikath, “Follow the sign”. En Keeper of the Seven Keys Part 2 también sacaron obras maestras, como “March of time”, “I want out” y la última, algo menor, “Save us”.
Para ese 1989, Hansen ya había tomado la decisión de irse, pero por el camino habían quedado dos discos que le granjearon fama mundial al grupo. Lo que vino después para Helloween fue una extraña decadencia. A pesar de contar con una de las mejores voces del género (Kiske), sacaron discos mediocres (Pink bubbles go ape, Chameleon, Better than raw) con ciertas excepciones (Time of the oath, The dark ride) para entrar en los 2000 con remixes, versiones, y una abominable Parte 3 del Keeper (llamada The Legacy). ¿Qué hizo Kai Hansen? Fundar Gamma Ray, un grupo de heavy más progresivo y en su línea, y ofrecer maravillas como Heading For Tomorrow, Land of the Free, Somewhere Out in Space, Powerplant, No World Order…
I want out (credit: Kai Hansen)
En el video se puede ver a Michael Kiske ya cantante y aportando apostura, mientras Kai Hansen sale haciendo el canelo con sus gafas negras y su guitarra característica en forma de flecha.
Gamma Ray – Heading for tomorrow (1990). Si vas al minuto 34:53, podrás disfrutar un buen rato de apasionamiento jevi. Sólo apto para auténticos profesionales del amor por el metal:
Y hasta aquí nuestra incursión en las negras aguas del power metal, meinen lieben saltamonten. Ya sabes: siempre puedes desempolvar las mallas y tirar de laca para buscar ese look que, de entrada, es tan favorecedor para todos.
Este artículo ha contado con la inestimable ayuda de Diego, alias Mr. Nick Talope, un hombre de reconocido (¿) pasado (?) metalero.