THE ELECTRIC LADY, de Janelle Monáe (2013)

Wondaland, Bad Boy Records y Atlantic

DISCO DEL MES. JUNIO 2022

Recibe una cálida y metálica bienvenida, terrícola lectoría. Es con gran orgullo que este mes de junio vamos a bailar, camelar y celebrar la diversidad con la siempre interesante, mitad androide, mitad diva, fenómeno interestelar y queer-futurista Janelle Monáe. Hoy te traigo The Electric Lady.

Tanto este disco como el anterior, The ArchAndroid, su álbum de debut (2010), forman parte de la serie conceptual que Monáe empezó a desarrollar en su EP Metropolis: Suite I (The Chase), de 2007, que se inspira parcialmente en la obra maestra homónima del cine para idear un espacio-tiempo afrofuturista, bailongo y fluido que lucha contra un mundo distópico lleno de cíborgs antipáticos, dj robóticos, pérdida de libertades e identidad y privación del amor. Monáe parte del funk y el soul o el neo-soul para experimentar con ellos y trascenderlos, metiendo elementos de banda sonora, jazz, pop, disco, góspel, incluso tintes de punk y baladas que sacan a relucir la vertiente más sensual de ese arroyo que es su voz.

Desde este punto de partida, Monáe mapea sus numerosas y variadas inquietudes (sonoras, estéticas, literarias, sociales, políticas) y trata cuestiones de identidad, opresión, sexualidad o raza, nunca perdiendo de vista la vitalidad contagiosa del disco y una búsqueda del autoconocimiento y la subversión a través del baile. A lo largo de su carrera, tanto en sus canciones como en sus vídeos, parece claro el poder que Monáe le confiere al baile como herramienta no solo para celebrar, disfrutar y sacudirse las penas, sino también de reivindicar la propia identidad y explorar las reacciones del cuerpo ante la música.

Entre los 19 temas del disco hay numerosas colaboraciones estelares, entre ellas Prince (que fue mentor suyo), Erykah Badu, Solange o Esperanza Spalding. El álbum empieza con Suite IV Electric Overture, un sofisticado y elegante corte breve que claramente pone sobre la mesa su espinazo cinematográfico y que podría recordarnos a las sintonías de James Bond, con un giro más oscuro y granuloso.

Suite IV Electric Overture:

Siguiendo con la lectura crítica de roles, identidades y subversión explícita, nos topamos con el temazo que es Q.U.E.E.N., acrónimo de “Queer, Untouchables, Emigrants, Excommunicated, and Negroid”. Planteada como pregunta-respuesta, Monáe trata cuestiones sobre los estereotipos y opresiones que recaen en colectivos desfavorecidos por cuestión de raza, sexualidad o clase. Paralelamente, se pregunta si es raro que le guste cómo le quedan las medias a esa chica, o si es un bicho raro porque le encante “mirar a Mary”. ¿Alegato? Sin duda, y con qué clase, con qué garbo, con qué molabilidad, con qué movimiento contagioso y voraz. El vídeo es genial, un derroche de buen gusto, op art e impecable estilismo blanco y negro. Muy fan de la calavera-tocadiscos cuya aguja es un colmillo dorado.

Q.U.E.E.N., con Erykah Badu:

El tema homónimo, Electric Lady, es un buen resumen de todos los aciertos del disco: una canción animada y bailable que mezcla elementos de r’n’b y funk con arreglos de viento muy groovy y propios del soul y un reivindicativo solo rapeado por Monáe, cantando las alabanzas de esa mujer que da título a la canción y al título: poderosa, intergaláctica, independiente, libre y bailonga.

Electric Lady, con Solange:

Otro de los singles del disco, Primetime, es un tema más lento, quizás el más comercial, aunque tiene jugo y es cinematográfica y pegadiza. En ella, la Janelle más sensual y más diva del slow jam se bate en dúo con el cantante de r’n’b Miguel, coprotagonista de exitosos duetos con, por ejemplo, Mariah Carey.

PrimeTime, con Miguel:

A pesar del marco afrofuturista y las referencias de ciencia ficción que tiene el álbum, Monáe también mira claramente al pasado, como en Look Into My Eyes o esta It’s Code (titulazo), donde, a pesar de su sonido actual, es imposible no pensar en grandes voces afroamericanas de los años 70, como Minnie Riperton o Natalie Cole. Por supuesto, por muy futuristas que nos pongamos, donde hay sintetizador, hay años 80 por un tubo.

It’s Code:

En conjunto, The Electric Lady es un álbum muy bien concebido y ejecutado. Monáe tiene presente su historia y referentes, a los que respeta, pero también gusta de reformular, a ver dónde la llevan. Me resultó muy interesante una crítica que apuntaba que, no tratándose meramente de un pastiche (no creo que lo sea), Monáe conoce bien su historia y la actualiza, la hace relevante y vital para el momento presente, a la vez que juega con la autoexploración y la creación de nuevos códigos. Y lo hace con inteligencia, creando música que te dará que pensar, llena de referentes, y que, a la vez, te pondrá de pie para echar unos bailes.

Entrad a gusto, pues, en ese mundo (¿planeta?) de la mano de la voz poderosa, versátil y extremadamente cool de Janelle Monáe. Menuda experiencia, como ella misma nos canta en el último corte, un epílogo que tiene sabor tardoochentero y la épica especial de una noche de fiesta para recordar.

What An Experience:

DISCOS DEL MES anteriores:

Author: Milena

Girona, 1985. Escribo sobre música y cultura, traduzco y enseño. Me apasionan el soul y la música negra, el rocanrol, los clásicos y los musicales de serie B, entre otros vicios. Inclinación severa hacia lo pintoresco, la purpurina y el chascarrillo.

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