
La vida de Juan Verdú ha estado destinada en cuerpo y alma a la promoción y difusión del flamenco. Para los aficionados al género, su nombre está ligado al de uno de los renovadores del cante: Enrique Morente. No en vano, destaca el prólogo de Estrella Morente, la hija del cantaor que también ha colaborado con él y a la que conoce desde la más tierna infancia.
Su trayectoria es también la de un flamenco, ya que aunque ha sido el promotor de algunas giras importantes y ha llevado la carrera de artistas consagrados, su imagen no es la de un manager con su equipo de trabajo detrás donde todo estaba detallado y programado. El texto ya nos deja claro que aunque hubo trabajo -y mucho- detrás de su oficio, se hizo «a la manera flamenca», siguiendo el ritmo, la pausa y las idiosincrasias típicas de los gitanos con los que trabajaba y a cuyo pueblo admira pero al cual no pertenece.
El texto está salpicado de abundantes anécdotas que ayudan a comprender el salto que ha dado el estilo desde los tablaos de la capital española y las fiestas para señoritos, hasta alcanzar el grado actual de reconocimiento que hace que se programe en auditorios de todo el mundo.
Todo ello ha sucedido en vida de Juan Verdú y por lo tanto su testimonio es paralelo al graan desarrollo del flamenco y por ello, la lectura del libro aporta un granito más en la comprensión de las circunstancias en que todo ello ha sucedido.
También hay algunos capítulos donde expone opiniones muy personales de temas más controvertidos (los toros, las cuestiones de identidad o de género…) que pondrán en jaque a más de uno….pero sin duda no puede decirse que tenga pelos en la lengua.