El Orgullo empezó como una revuelta que se convirtió en fiesta (cuando no la aprovechan las multinacionales para controlar lo que se oye, hace y consume en ellas). Aunque sea muy habitual que las tiendas, las plataformas, las radiofórmulas y la publicidad se pasen el mes de junio trayéndote consignas y divas como Lady Gaga, Beyoncé, Cher o Donna Summer, hits de Alaska y compañía, ABBA, Wham, el claro himno que es «I Will Survive» o referentes como RuPaul o Queen, recordemos que en el corazón del orgullo había subversión. Y la música (el arte, en general), si algo es capaz de ser, es compañera de la subversión.
Hoy, para celebrarlo, sin otro criterio que mi libre albedrío, vamos a reivindicar a 9 artistas LGTBIQ+ que posiblemente no figuren en ninguna lista de reproducción “Total Pride Playlist Definitive Etc”, pero que también merecen que recordemos, cantemos y bailemos. Porque esto va de celebrar la vida. Y, sin música, ni se puede celebrar, ni es vida.
ANOHNI
Cantante, compositora, artista experimental, anterior líder de Antony & The Johnsons, Anohni es casi un ser supraterrenal, un ángel. Fue la primera persona abiertamente transgénero en recibir una nominación a los Oscar por la canción original del documental Racing Extinction. Además de su carrera musical, tanto con The Johnsons como en solitario (colaborando, encima, con lo más mejor: Lou Reed, Björk, Marianne Faithfull, Sharon Jones…), Anohni es creadora visual y lleva exponiendo su obra desde 2008. Su voz, su sensibilidad y su forma de habitar el escenario (y el planeta) son pura sutileza, etérea y trascendental. Una artista mayúscula.
I Don’t Love You Anymore:
k.d. lang
Referente mundial de orgullo y swag, la cantante canadiense de country y pop k.d. lang anduvo para que las jóvenes lesbianas de después pudieran gatear. Artista de reconocimiento internacional, lang ha sido siempre una activista por los derechos de las personas homosexuales y tiene una interesante trayectoria musical. Además de sus 12 discos de estudio, ha colaborado con artistas de la talla de Roy Orbison, ahí es nada, y ha compuesto e interpretado música para bandas sonoras. Si no la conocías, ya toca.
Constant Craving:
Jimmy Sommerville y Bronski Beat
Olvídate un momento de Freddie Mercury (que sí, por supuesto, cantaba como quería y tenía unos falsetes tremendos) y de Mika (falsetacos). El cantante escocés Jimmy Sommerville es el Farinelli del electropop ochentero, como te puede demostrar no solo en Don’t Leave Me This Way, de su grupo The Communards, sino también con Bronski Beat, donde entonaba temas como Oh l’amour o Smalltown Boy, su single de debut (1984) y un alegato explícito contra la violencia homófoba. Al incorporar temas abiertamente LGTB en esas canciones pegadizas de synthpop, que tuvieron mucho éxito, Sommerville convertía el dolor de ese rechazo en baile y válvula de escape. Para muchísimos chicos que pasaron por lo mismo, tuvo que ser un auténtico himno.
DJ Sprinkles
Terre Thaemlitz, DJ y activista estadounidense sumamente interesante, tiene un álbum pionero de deep house, Midtown 120 Blues, que viene a ser un tratado sobre los orígenes del deep house y de cómo la cultura mainstream se lo agenció para despojarlo de su sentido y contexto original. En varios recitativos a lo largo del álbum, Thaemlitz ofrece lecturas críticas sobre política e identidad queer. En la introducció, asevera que el «house no es universal. El house es hiperespecífico», y que el deep house surge «de contextos olvidados: las crisis sexuales y de género» y de «la adicción al alcohol y a las drogas, la soledad, el racismo, el VIH, […] la brutalidad policial, la violencia contra las personas queer, el desempleo y la censura. Todo a 120 pulsaciones por minuto». En otro momento, arremete contra Madonna y su espolio de la cultura ballroom y el voguing, con los que se marcó un British Museum en toda regla. El disco es bastante difícil de encontrar en línea, pero, si tienes cuenta de Facebook, puedes escucharlo aquí.
Rob Halford
¿Hay algún género más hetero que el heavy metal? Que se lo pregunten a Rob Halford, el cantante de la banda inglesa Judas Priest, que anunció públicamente que era gay en 1998. El propio Halford manifestó la liberación que supuso, y también las dificultades. Incluso si pensamos que, en los 70 y los 80, la música debía de ser un paraíso para cualquier persona LGTB, solo hay que recordar que Elton John estuvo a punto de suicidarse o que a George Michael casi le cuesta la carrera; gente, pues, que ya era muy famosa. Y si, en el género que tú trabajas, otros líderes incluyen a Robert Plant y Ozzy Osborne… pues eso echa para atrás a cualquiera, ¿no? Y, aun así, lo hizo. «The true free expression I demand is human rights – right»…
Kae Tempest
Kae Tempest es performer, artista de spoken word y hip-hop, novelista y dramaturgue. Sus dos primeros álbumes en solitario, Everybody Down (2014) y Let Them Eat Chaos (2017), estuvieron nominados al Mercury Prize de Reino Unido. El último giraba en torno a una historia de siete vecinos de la misma calle que no se conocían y que, tras una tormenta a las 4:18 de la mañana, se ven obligados a salir a la calle y se ven por primera vez. Con comentarios sociales elaborados y valiéndose del lenguaje y elementos del hip-hop, con una inocencia dolorida en la voz y una capacidad descomunal para la palabra, Kae Tempest te da un guantazo, de esos que agradeces y que te hacen querer volver a por más. Sus actuaciones, además de sus obras escritas, le han granjeado la admiración de público y crítica. Merece la pena no perderle la pista.
Europe is Lost (ni que lo digas, Kae…):
Dorian Wood
Cantante, compositore, artista, performer… Dorian Wood muestra una pasión por la escena, por la composición, por el canto, que no puede dejarte en la indiferencia. Su apuesta visual, arriesgada, experimental y a ratos, incluso, perturbadora, se une a su versatilidad musical, disciplina que empezó a estudiar en su tierna infancia. Formó parte de un colectivo de música orquestal, Killsonic, y recibió críticas entusiastas por su dirección artística en la ópera Tongues Bloody Tongues. Más recientemente, Wood estrenó su proyecto orquestal en honor a Chavela Vargas en el Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid. Mil inquietudes, mil referentes, mil caras de un espejo poliédrico y sensacional.
La Cara Infinita, versión solo (preciosa):
Me’shell Ndegeocello
No sorprenderá a nadie que el hip-hop sea, posiblemente, uno de los géneros musicales donde las letras han sido más abiertamente homófobas, y hasta hace relativamente poco. Por suerte, esto cada vez es menos así, y muchos artistas (entre ellos, incluso, Kanye West y Eminem) han mostrado apoyo públicamente los derechos de las personas LGTBI+.
La bajista, rapera y cantante estadounidense Me’shell Ndegeocello es una interesante artista y activista cuyas influencias van desde el rock al reggae, el soul, el funk, el jazz o el hip hop. Su álbum Peace Beyond Passion, de 1996, obtuvo numerosos premios y críticas fabulosas, y sus canciones contienen claras referencias bíblicas que entremezcla con cuestiones sociales, de raza y sexualidad, como en Deuteronomy: Niggerman o Leviticus: Faggot, cuyo videoclip y contenido, de clarísimo contenido anti-homófobo, fue rechazado por varios canales musicales de la época.
¿Cómo olvidarnos, por último, de María del Monte? La tonadillera sevillana manifestó recientemente su homosexualidad en el pregón del día del orgullo en su ciudad natal. Esperó a hacerlo tras la muerte de su madre. El contexto que envuelve las sevillanas y otros géneros de canción española, de entrada, puede parecernos poco proclive a la apertura ante las identidades sexuales fuera de lo hetero, aunque muchas de las grandes folklóricas (Rocío Jurado, Isabel Pantoja, la faraona Lola Flores, entre muchas otras) fueron acogidas con devoción por la comunidad LGTBI+ y ellas también naturalizaron las identidades no normativas en numerosas ocasiones, cuando es muy probable que nadie más en su género lo hiciera. La visibilidad y la representación son, han demostrado ser, fundamentales, así que bravo, María, cuando y como tú has decidido.
Aprovecho para recomendarte el pódcast de copla y otros géneros chicos ¡Ay, campaneras!, de Lidia García, alias “The Queer Cañí Bot”. Date un paseo por sus episodios, que es un gozo.
Mi amor no tiene nombre:
Mientras siga habiendo gente que es discriminada y atacada por existir, por amar y por desear, que no venga nadie a cuestionar que si hace falta celebrar nada en estas fechas. Entremedias, a bailar, a cantar, a vivir, que son dos sueños. Dos días. Eso.