
Los años 80 fueron difíciles en el País Vasco con la espiral violenta formada en torno a ETA, tanto por los que se adherían a la causa como por los que luchaban en su contra.
Y también fueron años de efervescencia cultural como se encarga de señalar el libro aunque no entre en profundidad, con el surgimiento una interesante cultura underground de fanzines, comics, revistas independientes y mucha actividad en torno a los gaztextes.
El rock radical vasco, como fue etiquetado por el periodismo, fue un cajón de sastre en el que se agolpaban grupos de diferente tipo y orientaciones que iban desde el anarquismo o el independentismo, a la apolítica o el simple punk contestatario. En todo caso, reflejó la necesidad que existía en la sociedad vasca y en concreto en la juventud, de mostrar su oposición a ciertos aspectos que se habían dado por buenos -sobre todo la llamada cultura de la transición-.
Kortatu fue el grupo que simbolizó aquel momento de frescura y el que consiguió mayor éxito llegando incluso a ser un grupo escuchado en toda la península apoyándose sin duda en el aspecto contestatario de sus letras.
Se narra la historia del grupo y del entorno a partir de las entrevistas realizadas a los protagonistas de aquel momento y a la labor de investigación, sin que falten las reflexiones propias por parte de los autores.
Se elige un disco en concreto de Kortatu, El estado de las cosas que, seguramente, fue el que más influyó en grupos posteriores.
El libro no se cierra solo en la historia de ese disco como podría dar a entender el título -aunque se realiza un análisis de los temas que allí aparecen-, sino que pretende contextualizarlo y dar a entender porqué surgió un disco como aquel en 1986 y trazar la influencia que tuvo en el rock vasco posterior sobre todo en los 90 cuando los grupos perdieron parte de su idiosincrasia e independencia al poner el foco tras la política destacando en ello como no podía ser de otra manera, la voz personal de Fermín Muguruza, cantante de Kortatu y de su prolongación, Negu Gorriak.