Sobre Éthiopiques

¿Sabías que… 

… la música es un excelente artefacto de teletransportación?

Probablemente, sí, pero, sin embargo, pequeño saltamontes, hoy vamos a viajar a África para acercarnos a algunos artistas que, si no conoces, debes descubrir. 
A nadie se le escapa (o no debería) que el continente africano tiene una riqueza musical inconmensurable. Dado que, sí, es un continente, y no es lo mismo la música de Tinariwen que la de Cheikh Lô o la de Miriam Makeba (igual que no es lo mismo el flamenco que el black metal noruego o los cantos tiroleses… ¿no?), cada rincón de África es un universo entero de sonidos por los que surcar. Y hoy nos vamos a Etiopía. 

Éthiopiques es una serie de discos que recopilan grabaciones de varios artistas de los años 60 y 70. El productor y musicólogo francés Francis Falceto (nada de esto huele a colonialismo, lo sé) dio comienzo a este trabajo de compilación y divulgación en 1997 con el sello francés Buda Musique. Los álbumes, que se centran en un artista o en un género, da cuenta de los cantantes y músicos más relevantes de la historia de la música moderna del país, como Alemayehu Eshete, Mahmoud Ahmed, Asnaketch Worku o Mulatu Astatke. En el volumen 1 podemos encontrar temas que no llamarían la atención en un guateque de la época, otras de corte más tradicional, algunas con influencias claramente del funk o el jazz (africanos, claro), y algunas con las que simplemente es imposible no ponerse a mover el caderamen. 

Al empezar a adentrarme en esa frondosa vegetación sonora, me fijé en un «tema», llamado Tezeta, que aparecía reinterpretada (o eso pensaba yo, alma de cántaro blanco) en varios volúmenes. Resulta que la palabra amárica tezeta (que significa algo así como «memoria», «nostalgia» o «anhelo», dime si no es bonito) se refiere a una de las escalas pentatónicas (o Qañat) del pueblo amhara. Las canciones tezetas conforman un género popular, tanto en Etiopía como en Eritrea, que despierta en el oyente profundos sentimientos. Algunas fuentes que lo comparan con el blues o la saudade portuguesa. Entre los artistas que han interpretado tezetas está Mulatu Astatke, protagonista de varios volúmenes de la serie y pionero del «etio-jazz». 

Si, como yo, eres fan del cine de Jim Jarmusch y de su buen gusto musical, quizás te suene este tema de su película Flores rotas, que está incluido en el volumen 4 de Éthiopiques. Ethiojazz et musique instrumentale. Orientado al jazz, como su nombre indica, se compone íntegramente de temas de Astatke, que te mece por un trayecto fabuloso a través de la sabana de su groove denso. 

No te pierdas tampoco un volumen precioso de piano solo, el 21, interpretado por Tsegue-Maryam Guebrou. 

El volumen 16, por ejemplo, está dedicado a Asnaqètch Wèrqu, conocida por ser instrumentista de krar, una suerte de lira pentatónica y originaria del país y de Eritrea. Worku fue, además, una actriz de teatro pionera del país. El 13, al Ethiopian groove. De verdad, ¡empiezas y no acabas!
La serie Éthiopiques tiene, a día de hoy, tiene 30 discos editados, el último en 2017. En sus volúmenes, durante veinte años, han dado a conocer artistas relevantes de la música etíope desde los años 70 hasta nuestros días, permitiéndonos descubrir y apreciar unos sonidos, un idioma y unas melodías que nos pueden abrir un mundo nuevo y muy interesante de escucha. Por otro lado, ninguno de los discos incluye música actual de artistas pop etíopes, lo cual, al parecer, también ahorra mucho sintetitzador. Y eso siempre es bien.
¡A viajar! ¡Con la música, no cuesta nada, y lo que te da se te queda para siempre, si le dejas!

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Author: Milena

Girona, 1985. Escribo sobre música y cultura, traduzco y enseño. Me apasionan el soul y la música negra, el rocanrol, los clásicos y los musicales de serie B, entre otros vicios. Inclinación severa hacia lo pintoresco, la purpurina y el chascarrillo.

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