Pete Kelly’s blues

En el comienzo podemos ver un funeral en Nueva Orleans -cuna del jazz- en el que vemos como cae una trompeta ofreciendo la sensación de que el intrumento será el protagonista, lo cual parece ratificarse cuando en la siguiente escena vemos un pequeño combo de jazz en Kansas City -uno de los núcleos principales del jazz en los años 20, cuna de Bennie Moten, Count Basie o Charlie Parker- en el que el protagonista -Jack Webb- está al frente.
Pero no. Ahí acaba la atención al instrumento y un prometedor comienzo y empieza la narración que es una mezcla de géneros: es una historia de amor entre el trompetista y una chica rica -Janet Leigh-, es un musical que al igual que otros muchos títulos cede el protagonismo a varios números de jazz, y es una película de gángsters, ya que un mafioso se interpondrá en la trayectoria de la banda imponiendo sus condiciones como una cantante alcohólica que es además su amante -Peggy Lee-. El gángster, además, matará a uno de los miembros del grupo con lo cual el protagonista, esperará el momento propicio para reclamar venganza.
Son demasiados aspectos a entrelazar y la tarea le viene grande a su director. Consigue llevarlo a buen puerto con bastantes dificultades y siempre que haya buena predisposición del espectador.
Como sucede en este tipo de películas, dejando aparte la previsible trama, el disfrute se encuentra en los «vídeos musicales», y en este caso concreto en los dos temas cantados por la siempre cumplidora Ella Fitzgerald. También aparece sin gran brillo Peggy Lee, y la banda está formada por importantes músicos jazzeros de la West Coast de los 50.