
Documental que viaja por la Barcelona flamenca -Bajarí es el nombre de la ciudad en caló- de una manera diferente, sin las típicas descripciones ni intentos explicativos generales sino a partir de hechos muy particulares, en busca de encontrar de una manera más directa y vibrante, el alma de esta comunidad.
Se narran dos historias de manera paralela: una es la de un pequeño gitano enamoradísimo del flamenco que va en busca de sus primeras botas para el baile; la otra es la de dos descendientes de Carmen Amaya procedentes de México, que han guardado en el exilio su respeto y adoración por el baile y el cante y han continuado poniéndolo en práctica. El documental las acompañará a través de los ensayos con los músicos de Barcelona pudiendo ver el proceso de acoplamiento entre todos.
Sobrevuela por encima de todos la figura de Carmen Amaya, madrina e inspiradora emocional de todos ellos, aunque también podemos ver la parte terrenal de esa admiración con la visita que hacen sus familiares al antiguo Somorrostro donde se puede ver un pilón dedicado a la gran bailaora.
En su falta de énfasis y falsa dejadez, vemos fluir momentos diferentes que de estar rodado de otra manera el documental, nos hubieran pasado desapercibidos.